miércoles, 29 de septiembre de 2010

The silence thereafter


The silence thereafter, fotografía de Erlend Mork del 2004
Tomada de http://photo.net/photodb/photo?photo_id=2714313

De cuadros por el mundo

De cuadros por el mundo

Raúl Humberto Muñoz Aragón

Al principio, el hombre inventó el mundo a su imagen y semejanza... así debió ser en algún momento, cuando éste tuvo conciencia de sí, su mente brotó y con ella múltiples universos; diversos, distantes, disímbolos, antagónicos; entre antípodas de tiempo, espacio, valores, credos; diferentes siempre en apariencia, pero nutridos del mismo barro; el hombre, así, hombre, sin genero, sin calificativo que distinga la esencia del ser humano, el cual se ha encargado de crear todo lo visible y lo invisible, en un vano intento por entender los múltiples y diversos por qué que le han abrumado durante su estadía.

Hoy el mundo camina entre realidades diversas, algunas físicas otras cibernéticas, unas mas en papel o en ondas hertzianas; contadas en bytes o en imágenes por segundo.

Los medios hoy todo lo pueblan, cada rincón esta a su alcance; National Geographic nos lleva a viajes por las entrañas de la pirámide de Keops; el Spider-man por fin lanza telarañas y no mecates; cámaras navegan al interior de nuestro cuerpo; y la Internet es vehículo de sueños, ideas, locuras y corduras.

En toda esta avalancha, las historietas han sentado sus reales en el mundo. El cómic hoy es arte, reflejo digno de una sociedad diversa, punto de encuentro de los mitos de antaño, de los sueños de siempre.

Con acta de nacimiento datada en 1895, producto de la lucha por el “rating” entre el New York World de Joseph Pulitzer y el San Francisco Examiner primero y el Journal American después, ambos de William Randolph Hearst. Yellow Kid vs California Bears (conocidos después como Litle Bears); creados por Richard Felton Outcault y James Swinnerton respectivamente quienes hoy ostentan el título de padres del cómic, historieta, manga, tebeo, monitos o como se les quiera llamar. Contemporáneo en edad y desarrollo con el cine, contribuciones ambas del siglo XX a las Bellas Artes, que aunque en pañales, transitan en búsqueda de su definición plena.

Aunque en verdad creo que se quita los años, y es menester buscar sus ancestros en las caricaturas políticas de la Francia y sus revoluciones; en las viñetas de los libros medievales; en las tarjetas chinas, las mismas que inspiraron a los impresionistas y postimpresionistas en el siglo XIX, hasta llegar a los glifos mayas y más atrás a los egipcios. En mi romanticismo, me quedo con la imagen de aquellos pintores anónimos de Altamira y demás lares, en tiempos ya perdidos, cuando el hombre aprendía a serlo.

Las imágenes son el lenguaje primario del hombre, es en ellas donde aprende primero a leer, haciéndose erudito de ellas, las lee y las dibuja, inventando con el paso del tiempo la escritura, y a la vez, sigue en este proceso de inventarse que aún hoy día continuamos con nuestras “ciberrealidades”.

Lectura y escritura le llevan por el mundo a la caza de los mitos, leyendas, fobias y filias que conforman la esencia de su pensar, la cultura colectiva, este pensamiento común, el mismo que nos hace temer, llorar, amar, emocionar, excitar por las mismas cosas que nuestros abuelos y los abuelos de ellos, eso si, con una nueva presentación.

Animales, plantas, astros, fenómenos naturales, se convirtieron por obra de los hombres en dioses, y el hombre al ver que ello le servía los transformó en los héroes y superhéroes que nos traen semana a semana las historietas. Leyendas, tragedias, comedias, epopeyas cantadas por sumerios y griegos, egipcios y romanos; la India, Japón y China; son la fuente recurrente de argumentos que están en cada cuadro, en cada tira, en cada globo que pueblan los cómic de hoy.

No hay tema que sea ajeno al cómic, todo cabe; emociones, utopías, rebeldías, sacrilegios, iras, críticas, propaganda, ciencia, herejías, erotismo, literatura, religión... Las historietas son el vástago del hombre del siglo XX, creada a su imagen y semejanza, hasta ser hoy día la síntesis perfecta de esta sociedad nuestra.

Tarzan, Batman, Hulk, Mickey Mouse, Lady Death, Fantomas, Superman, Candy Candy, Asterix, Mafalda, Chanoc, Flash, El Hombre Araña, Wolverine, Kaliman, Mortadelo, Snoopy, Goku, Acuaman, Voltron, Flash Gordon, Dick Tracy, Memin Pinguin, Hermelinda, La Mujer Maravilla, La Pequella Lulú, Capulinita, Los Cuatro Fantásticos, Gambito, Lex Lutor, Lobo, Vampirella, Buffy, Aniceto, Spawn, Periquita, La Familia Burrón, Aniceto, Tomb Raider, Wichtblade, Darkness, Los Supermachos, El Santos y la Tetona Velázques, Yellow Kid, Akira, El Jocker, Heidi, Video Girl Ai, Ranma, Batman... y así la lista crece hasta un número sorprendente, se multiplica en proporción directa a esta necesidad nuestra de desnudar el alma.

Hacer afirmaciones universales es siempre un riesgo, vana ilusión que la soberbia nos da, pero, igualmente tentación irresistible; así que ahí va la mía: No hay hombre que hoy en día no tenga tras de sí alguna tira que recuerde con una dulce nostalgia.

No se en que momento el cómic reciba el reconocimiento como una de las Bellas Artes, sin duda algunos “puristas” de las artes desgarraran sus vestiduras cuando ello ocurra, pero sin duda ocurrirá.

ymahr@yahoo.com