miércoles, 16 de julio de 2008

Ideas sobre la Pedagogía moderna
Raúl Humberto Muñoz Aragón

La educación ha girado siempre por derroteros naturales, imponiéndose conforme se da el desarrollo de las grandes sociedades, satisfaciendo los requerimientos que cada cultura necesita de acuerdo con su grado de desarrollo.

La pedagogía, por su parte, ha caminado a la saga de dicho proceso, construyendo los elementos necesarios para sintetizar adecuadamente el desarrollo de la educación, esto con el objetivo de lograr el éxito en la misión educativa, con el firme propósito de alcanzar nuevos estadios de desarrollo.

La pedagogía ha transitado por diferentes prioridades que son el reflejo de las necesidades y grados de madurez de una sociedad. Navegando por las ideas en un continuo andar que ha determinado su hacer. Estas necesidades le han impuesto los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje que han determinado las diferentes estrategias implementadas en cada etapa del desarrollo de la sociedad; cada paso que se ha establecido en cuestiones pedagógicas esta fuertemente vinculado con el hacer y pensar de los grandes pedagogos, psicólogos, filósofos y demás pensadores que han visto en la educación un elemento vital para el desarrollo del ser humano.

En este proceso de evolución en el que se ha visto envuelta la pedagogía, podemos mencionar como el tránsito de las ideas que han dado forma y carácter a las diferentes sociedades, que al desarrollarse continuamente, generan nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje, que están determinados en las diferentes circunstancias culturales, ya sean estas sociales, teológicas, tecnológicas, científicas o humanistas. Además hay que tomar en cuenta que las sociedades con el paso de los años se han tornado cada vez más complejas, y esto ha orillado a cambios tanto de conducta como de tradiciones y oficios; difícilmente hoy podría haber una persona que tuviera el dominio de los diferentes conocimientos y saberes que el hombre ha acumulado en este inicio del siglo XXI; hay que mencionar que según algunos expertos, la velocidad con la que van creciendo los conocimientos de el ser humano son tales que en pocos años todo el saber se multiplica de forma exponencial.

El cambio constante que la Sociedad del Conocimiento impone al hombre del siglo XXI genera la necesidad de establecer roles cada vez más definidos, hasta llegar a alcanzar niveles de especialización muy altos; pero además se ha tornado necesario el conocimiento y sobre todo el entendimiento del otro, con todas sus circunstancias culturales, mismas que van más allá del conocimiento de idiomas diferentes al propio, sino que se incluyen aspectos culturales que van desde el orden religioso hasta de costumbres y tradiciones, pasando por un gran acervo cultural. Este ritmo de vida ha influido determinantemente en el hacer y quehacer de la educación, que ha transitado en el siglo pasado por una gran cantidad de teorías y propuestas que buscan la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje, implementando modelos pedagógicos de vanguardia que toman o han de tomar los diferentes factores involucrados directa e indirectamente el dicho proceso, desde estrategias didácticas diseñadas de forma particular para cada grupo, hasta modelos de evaluación que permitan una mejora continua con retroalimentación constante que permitan orientar y reorientar adecuadamente el hacer en las aulas, preparando las condiciones adecuadas para que los estudiantes encuentren en su historia personal lo necesario para motivarse, logrando en cada uno de ellos la implementación de aprendizajes significativos que produzcan realmente un desarrollo personal que proporcione herramientas para la vida.

De la enseñanza al aprendizaje, este es el binomio en el cual ha navegado la pedagogía, concepciones que han determinado en mucho el sentir y pensar de pueblos que a su vez han servido de base para las generaciones futuras. Se crean conceptos que en ese eterno retorno de Nietzsche van recibiendo ideas de las cuales se nutren y a la vez los nutren, creando nuevos modelos y conceptos que son reflejo de la evolución constante de la labor educativa.

Sin duda, uno de los compromisos esenciales que tiene la sociedad es el de garantizar a las nuevas generaciones la transmisión adecuada y precisa de lo aprendido, el tránsito libre de ideas, conocimientos, conceptos y sobretodo entendimientos que le permitan seguir construyendo el perfil del siempre nuevo hombre.

En la pedagogía actual, reflejo y evolución de las que le han antecedido, se busca el desarrollo de individuos que tengan la capacidad de crear sus propios constructos, alcanzando el conocimiento a partir de las diversas estrategias implementadas en las aulas por un maestro que ha pasado en apariencia a un segundo plano, que en lo personal considero que sigue siendo un elemento fundamental, ya que es el encargado de buscar los caminos y estrategias para que los alumnos puedan llegar por sí mismos al conocimiento que el mundo actual requiere; hacer esto no es tarea fácil, requiere de los docentes una preparación muy sólida de su ámbito de especialidad, pero además, le exige el tener la inteligencia para guiar el aprendizaje de sus alumnos, el cual no suele ser un proceso uniforme, ya que cada uno de ellos cuenta con experiencias individuales que les dan ritmos diferentes en su desarrollo intelectual. Asimismo el profesor del siglo XXI ha de tener conocimiento de herramientas tecnológicas que cambian mes a mes y que pueden ser factores que le permitan alcanzar el éxito en su hacer o por el contrario, contribuir a su fracaso en las aulas.

Las diferentes propuestas pedagógicas que hoy buscan el desarrollo de competencias individuales —tomando como un factor determinante la facilitación de aprendizajes significativos, donde el estudiante tiene, eso sí, mayores obligaciones con su proceso de enseñanza aprendizaje—, son un logro de muchas visiones a lo largo de la historia de la educación y de la pedagogía. Aunque considero que no están acabadas del todo.

Sin lugar a dudas el cambio de visión que permitió el paso de una formación basada esencialmente en la enseñanza —donde la impartición de cátedras por “maestros” dueños absolutos del conocimiento era el modelo predominante (que a fin de cuentas como se ha mencionado tenía que darse por el gran cúmulo de información que hace imposible que una persona tenga conocimiento de todos ellos)— a una formación que prestigia el aprendizaje —donde el alumno participa activamente en su proceso personal de aprendizaje— ha sido importante, creo que no es ni debe ser definitivo.

El conocimiento por sí mismo no es suficiente, el aprender por aprender tampoco, y esta Sociedad del Conocimiento en la que estamos inmersos nos lo demuestra día a día con múltiples ejemplos. La sociedad actual está más informada que ninguna otra de las que le antecedieron, pero de la misma manera, se ha convertido en una cultura donde se carece de ideologías, donde el estadio personal se ha puesto por encima del de la colectividad, donde sólo importa el tener y la esencia del ser ha pasado a un segundo término. De nada importa acumular conocimientos si no se tiene un sentido de trascendencia, donde el por qué y para qué saber se tornen en factores importantes a tomar en cuenta.

Sin una comprensión real de lo aprendido, aún nos falta por andar mucho camino en el desarrollo de modelos pedagógicos que den respuesta real y cabal a las necesidades que el siglo XXI ha impuesto a hombres y mujeres.

Esta puede ser una nueva vertiente en el desarrollo del proceso educativo, un paso más en la línea; la creación de un Proceso de Enseñanza–Aprendizaje–Comprensión puede establecer nuevas pautas para un crecimiento intelectual basado en los valores de trascendencia del ser humano, que permita contar con la conciencia de los otros.

Sin duda hay que trabajar mucho en los nuevos derroteros que la educación y la pedagogía ha de transitar para lograr la formación de los hombres y mujeres de los albores del tercer milenio.

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