lunes, 14 de noviembre de 2016

James Lackington, el zapatero que se hizo millonario con su invento: las librerías

James Lackington, el zapatero que se hizo millonario con su invento: las librerías
Por Santiago Campillo el 14/11/16 a las 13:41

Las librerías modernas son muy distintas a como lo fueron algunos siglos atrás. De objetos de lujo a ventana del conocimiento, los libros fueron "reconcebidos" por James Lackington.

"Si hubiera pagado una cena, la hubiéramos comido mañana, y el placer habría terminado pronto; pero si viviéramos cincuenta años más, podríamos seguir disfrutando de los Pensamientos Nocturnos [de E. Young] durante todo ese tiempo". Con estas palabras, redactadas por el propio James Lackington en sus memoirs, el acomodado librero explicaba cómo al llegar a Londres con su mujer gastó su última media corona en un libro de poesía en vez de en comida. Y aunque resulte una visión demasiado idealista del mundo, lo cierto es que Lackington trazó su carrera desde lo más bajo, criado casi en las calles, hasta lo más alto, siendo millonario. Y todo gracias a una visión preclara, una mente inquieta y una capacidad de soñar como solo algunos de los mayores genios han tenido en toda la historia de la humanidad. Gracias a todo esto, el legado de James Lackington perdura a día de hoy. Y seguirá haciéndolo.

De zapatero al librero más rico

Hijo de un zapatero, James Lackington mostró su naturaleza empresaria desde muy joven, vendiendo comida en las calles de Wellington con apenas diez años. Educado y formado para ser zapatero, Lackington no prestaba especial interés a esta profesión (aunque la ejerció varios años) y aprendió a leer de forma autodidacta. Con veinticinco años llegó a Londres buscando una manera de ganarse la vida. Más allá de lo literario de sus desventuras, Lackington llegó con apenas dinero a las calles de la capital de Reino Unido. Una vez allí consiguió introducirse en el difícil mundo de las librerías.

En pleno Siglo XVIII los libros eran objetos de lujo, dedicados sólo a los más pudientes

En pleno Siglo XVIII los libros eran objetos de lujo, dedicados a los más pudientes. La compraventa era un panorama endógamo, regido por reglas y costumbres de corte medieval y elitista. Las familias de libreros seguían viejas costumbres y solo trataban con clientes selectos. El mundo de la compraventa de libros y la edición vivía pocas novedades. Hasta que llegó James Lackington y sus locas ideas. Lackington consiguió abrir su propia librería, que era también una zapatería, donde vendía a todo tipo de clientes, no solo adinerados. Su idea se fundamentaba en que los libros son una herramienta para la felicidad. Según su política (y filosofía de vida), todo el mundo tenía derecho a acceder al conocimiento y al entretenimiento; y a la libertad que estos ofrecen.

Por ello, ideó estrategias comerciales únicas para la época, revolucionó la manera de vender libros y de organizar una librería. De hecho, literalmente inventó la librería moderna, donde cualquiera podía acercarse a ojear los libros, consultarlos y comprarlos. Incluso dispuso salas de lectura para que sus clientes pudieran ojear sus productos con tranquilidad. Le abría las puertas a todo el mundo, independientemente de su rango social y económico. Y era familiar con lo que vendía. Su política de ventas tuvo tanto éxito que vendía en torno a los 500.000 ejemplares al año, una auténtica fortuna para la época. Al final se retiró a su mansión, con su segunda esposa (tras perder a la primera por fiebres) a vivir lo que le quedaba de su feliz vida.

Cómo inventar la librería moderna

En "El Templo de las Musas", de Finsbury Square, habían cuatro enormes pisos llenos de libros. Cuanto más subías, más baratos eran dichos libros. Esta inusual medida comercial conseguía dos cosas: primera, hacer que la gente subiera y recorriera toda la tienda. Segunda, dejar más a mano los "best sellers" de la época. Esta fue sólo uno de los ingeniosos cambios que ideó en el mundo de las librerías hasta transformarlo para siempre. Si tuviéramos que decidir cuáles fueron las decisiones que cambiaron las librerías para siempre, probablemente, serían las siguientes:

Economizar los libros fue la medida más radical. A pesar de las enormes y fieras críticas de sus competidores, James Lackington bajó el precio de los libros para permitir que cualquiera (literalmente cualquiera), pudiera hacerse con uno. De esta manera, todo el mundo podía acceder a la cultura. Esto chocaba enormemente con la idea de "preciosos tesoros", dignos solo de unos pocos, que tenía la competencia.

Una costumbre típica de la época era quemar los restos de una tirada de libros remanentes. Es decir, los que no se vendían bien y ocupaban espacio: a la hoguera. James Lackington decidió no deshacerse de estos remanentes sino venderlos a precios "ridículos" (para la época), llegando incluso a comprar los remanentes de otras librerías y salvándolos de las llamas. Y resultó que a precios más asequibles los libros no solo se vendían y cubrían gastos, sino que resultaban rentables. Y la gente podía acceder a ellos.

También era normal comprar los libros a crédito. Como objetos de lujo, al igual que actualmente lo son algunos dispositivos digitales, los libros se vendían y se pagaban a plazos, con intereses incluidos. James Lackington eliminó esta costumbre, asumiendo precios más asequibles (y sin intereses de por medio), lo que le daba dinero líquido para poder seguir comprando nuevos libros. Esta medida fue, probablemente, la más criticada por sus competidores quienes lo veían como una locura que le llevaría al fracaso y la ruina. Se equivocaban.

Probablemente el cambio más fácil de imaginar, a día de hoy, fue el de la normalización del cliente en la librería. En el Siglo XVIII los libros eran valiosísimas joyas: no se podían tocar, ni manosear, ni probar... Los clientes eran fulminados por ariscos libreros si se dedicaban a pasear entre las estanterías. Eso si es que habían estanterías porque normalmente los libros se guardaban en un almacén al que solo tenía acceso el librero, quien era consultado por su catálogo. James Lackington cambió esto de forma radical, convirtiendo todo el almacén en una tienda con estanterías llenas de libros para ser observados por el cliente sin que lo molestaran. De hecho, creo salas de lectura que les daba a los clientes un espacio íntimo y tranquilo para "probar" la mercancía.

El legado

Además de estas medidas, que asentaron el futuro de la librería moderna (hoy contemporánea), James Lackington exploró diversas técnicas de marketing. Por ejemplo, al contrario que sus competidores, que se vanagloriaban de la calidad y rareza de sus ejemplares, Lackington alardeaba de lo barato y la gran cantidad de ejemplares disponibles para todos los públicos. También decidió entrar en el juego de las editoriales, fiero y conflictivo como pocos, en aquella época. Incluso llegó a arriesgarse a lanzar una primera y pequeña tirada de una obra de la "desconocida" (en ese momento) Mary Shelley: Frankenstein.

Todo esto sirvió para una cosa fundamental: mostrar a la sociedad que el conocimiento escrito no era algo solo para círculos herméticos y de gran poder adquisitivo. La magia de las palabras está disponible para cualquiera que desee descubrirla. Solo hay que ir a una librería, ese lugar donde un librero y unas estanterías guardan el conocimiento para que cualquiera pueda ir a descubrirlo. Esta idea, como explicábamos, rompía todas las reglas sobre el conocimiento escrito llevadas por estandarte hasta la época.

El éxito fue tan grande que no sólo hizo a James Lackington inmensamente rico, sino que obligó a los retrógrados competidores a cambiar de estrategia y adaptar sus librerías. Hubieron quejas formales, protestas e incluso ruegos para que dejara el negocio de los libros. Cuando se retiró, "El Templo de las Musas", la librería más grande de Londres, pasó a un familiar. Años después, mientras Lackington vivía sus últimos años en Gloucestershire, la librería ardió hasta los cimientos y nunca fue reconstruida. Eso sí, el legado de James Lackington, esa entrañable tienda donde ir a comprar libros o consultar con nuestro librero favorito, sigue y seguirá viva.

domingo, 13 de noviembre de 2016

"Los veganos y los vegetarianos creen que no matan animales, pero sí lo hacen"

"Los veganos y los vegetarianos creen que no matan animales, pero sí lo hacen"

El ambientólogo Claudio Bertonatti explica su polémico artículo
Por: Alba Muñoz , lunes 10 de agosto de 2015

Hace menos de una semana, Claudio Bertonatti, uno de los naturalistas más reconocidos de Argentina, escribió un artículo que provocó un terremoto. El tsunami ha llegado hasta aquí, y es probable que se extienda aún más.

En su texto, La confusión del veganismo, advierte que consumir vegetales no evita la muerte de animales. Bertonatti ha enfurecido a cientos de veganos y vegetarianos, también a otros profesionales de la conservación de la naturaleza. Sin embargo, muchos de los que le leyeron aprendieron algo sobre los derechos de los animales que nunca se habían parado a pensar.

Hemos hablado con Claudio sobre su idea sísmica, y también sobre las claves de la polémica.

Claudio, usted ha sido vegetariano. ¿Por qué tomó esa decisión?

Cuando era adolescente me empezaron a interesar la naturaleza y los animales, y pensé que al convertirme al vegetarianismo iba a evitar la muerte de muchos de ellos. Pero cambié de opinión.

¿Qué pasó?

Empecé a estudiar la naturaleza y la fauna, a salir al campo a observar. Me di cuenta de que en los cultivos agrícolas no había aves, y que las pocas que había estaban perseguidas. Entonces estudié anfibios, mamíferos, reptiles y peces, y me di cuenta de que estaba confundido.

¿Por qué?

Siendo vegetariano evitaba la muerte y el sufrimiento de los animales domésticos, pero no la de las especies silvestres. Y muchas de estas, a diferencia de las vacas, los cerdos y las cabras, están desapareciendo. Entonces cambié, y volví a ser omnívoro.

¿Qué le impulsó a escribir este artículo?

En Argentina me topo con mucha gente que dice ser defensora de la naturaleza porque no come carne y no llevan cueros ni zapatos de piel. Creen que siendo veganos o vegetarianos evitan cualquier muerte animal. No es cierto.

¿Por qué?

Desde el momento en que los humanos empezamos a criar ganado y adoptamos la agricultura, generamos impactos. No hay especie animal que no mate o no coma mediante la muerte de otros animales, directa o indirectamente. Entiendo que puede ser doloroso, a mí también me gustaría vivir en un mundo ideal, pero la realidad es otra. No todos, pero muchos veganos creen que no causan ninguna muerte, lo mismo que la gente que viste sólo ropa de algodón, y sí lo hacen.

Al decir esto mucha gente siente que la estoy acorralando

¿Muertes indirectas?

Trigo, arroz, maíz. La mayoría de los veganos los comen. El primer impacto de los cultivos masivos es la deforestación: desalojamos a la naturaleza para plantar. En Argentina directamente se quema la selva y se queman nidos con lanzallamas. Luego hay que defender la siembra de las aves que vienen a hurgar, por lo que muchos propietarios distribuyen granos envenenados. Después, los herbívoros silvestres van a ir a por los primeros brotes: se ponen entonces alambradas eléctricas, o directamente se cazan a tiros.

Si comes carne matas animales, y si comes plantas también

¿Qué ocurre en la cosecha?

Se fumiga para combatir hongos, insectos, otras plantas. Las animales que expulsaste van a ir a los lugares vecinos, donde ya hay animales: no hay más plazas de hotel. Entonces van a los cultivos vecinos, y se produce otra ola de impactos.

Por el contrario, afirma que en los campos que se dedican al ganado hay más especies animales.

En Argentina hay muchos pastizales silvestres. Sales a caminar y encuentras de todo: anfibios, reptiles, pájaros. Por supuesto, mentiría si dijese que hay los mismos animales que si no estuvieran las vacas. El ganadero también persigue a la fauna y matará a todo animal que considere perjudicial para su producción. Pero aún así el impacto es menor. Al decir esto mucha gente siente que la estoy acorralando.

¿En qué sentido?

En el sentido de que no hay una posición correcta: si comes carne matas animales, y si comes plantas también. Mucha gente que se preocupa por temas ambientales busca los buenos y los malos, y no es así, todo es más complejo.

Ponga un ejemplo.

Aquí hay mucha gente que se manifiesta diciendo "No a la minería". El lema debería ser “no a la minería que explota recursos y personas de forma desaforada”. Esa gente usa computadoras que no existirían sin los metales que salen de las minas. Me sorprende que no puedan ver más allá.

La mayoría de los mataderos en Argentina son ejemplos de crueldad. ¡Cómo voy a decir lo contrario!

¿Qué opina de la forma en la que se produce la carne de forma mayoritaria, de la industria cárnica?

Es una tragedia. El feedlot y la mayoría de los mataderos en Argentina son ejemplos excelsos de crueldad. ¡Cómo voy a decir lo contrario!

Hay datos que señalan que los recursos para conseguir carne son tremendos en comparación con los vegetales. Y que, de hecho, los cultivos son una buena parte de esos recursos: en un alto porcentaje, se utilizan para alimentar al ganado.

Así es, sé que la mayoría de los cultivos de soja sirven para eso. Yo no digo que los veganos sean tontos ni que haya que ser carnívoro, digo que hay que ser normal y solidario, adoptar una posición inteligente.

Para un fundamentalista hablar de muerte es pecado. ¿Cómo quiere que la llame, eutanasia?

¿Cuál es esa posición inteligente?

Ser solidario con la naturaleza, el mal menor. Hay que fomentar el consumo responsable y la muerte humanitaria de las reses, pero para un fundamentalista hablar de muerte es pecado. ¿Cómo quiere que la llame, eutanasia?

Si lo he entendido, usted lo que pretende es advertir a algunos veganos y vegetarianos de que no es posible el impacto cero.

La mayoría de las personas vivimos en ciudades, y muchas desconocen el mundo natural. Pregúntale a tus amigos si son capaces de nombrar 10 animales o 10 plantas silvestres del entorno donde viven.

Probablemente no podamos.

Si no conocemos la naturaleza, su diversidad, tampoco podemos valorarla. Nuestro universo se restringe a lo que vemos: perros, gatos, canarios, gallinas, cerdos, patos, vacas. Nuestra sensibilidad se dirige a ellos, y es como mirar a través del agujero de una cerradura. El mundo es más amplio y más complejo, puedes aceptarlo o no.

Habla como si conociera a muchos fanáticos.

Hay fundamentalistas carnívoros y veganos. Cuando les escucho con ese tono tan carente de dudas, con un nivel de certeza, como científico, me asusta. En una posición fundamentalista sólo se presta atención a la gente que piensa como uno mismo, y los demás, si no son enemigos, amigos no son. Es contradictorio.

Nuestro universo se restringe a lo que vemos: perros, gatos, gallinas, cerdos, vacas. Nuestra sensibilidad se dirige sólo a ellos

¿El qué?

Que un carnívoro sea violento me resulta hasta comprensible, pero que un vegano lo sea es filosóficamente incongruente.

¿Ha conocido a veganos violentos?

Fui director geneeral del zoológico de Buenos Aires. Renuncié porque intenté transformarlo en un centro de conservación de especies amenazadas y no pude. Había veganos que se manifestaban en la puerta del zoo y gritaban asesinos a la gente que entraba, a los niños incluso. Eso le hace daño al veganismo. La gente piensa: si el veganismo es esto, no quiero saber nada. No son todos, claro, pero hay mucha gente que desarrolla una empatía enorme sólo por los animales domésticos. Muchos acaban odiando a la gente, y eso es patológico, no es bueno.

Que un carnívoro sea violento me resulta comprensible, que un vegano lo sea es filosóficamente incongruente

En su artículo dice que si la humanidad se hiciera vegana de pronto, sería una tragedia. Pero hay quien dice que si todos fuéramos veganos necesitaríamos menos cultivos que siendo omnívoros.

Yo escribí el artículo para poder debatir en mi país, donde el movimiento vegano viene con un análisis precario del medio ambiente. Si toda la humanidad se volviera vegana pensando así (no por otros motivos filosóficos, regligiosos, de salud, con los que no me meto), sería una tragedia porque no estaríamos comprendiendo los problemas medioambientales del mundo.

No le convencen estos datos.

Si un veganismo bien entendido contribuye a mejorar el mundo natural me haré vegano con gratitud. A mí lo que me preocupa es la conservación de la biodiversidad, que la riqueza de formas de vida que hay en el mundo no se empobrezca.

Pero, insisto, ¿si todos los argentinos fueran veganos, no harían falta menos cultivos?

No lo sé. Digo que no hace falta ser vegano para conservar la naturaleza o la biodiversidad. No soy especialista en desarollo agroproductivo, pero por lo que sé sobre el medio ambiente, siempre conviene diversificar la producción. Que haya cultivos, vacas, apicultores...diverso.

No hace falta ser vegano para conservar la naturaleza o la biodiversidad

¿Qué carencias ve en el movimiento vegano?

Nunca los veo luchando por la creación de nuevos espacios protegidos, o combatiendo el tráfico ilegal de especies. Los veo contra las corridas de toros, que ya no se celebran en Argentina, y contra los mataderos. Es como si solo vieran los animales domésticos que, insisto, no se están extinguiendo. No digo que esté mal, sólo que hay mucho más que eso.

En general, ¿cree que no hay suficiente conexión entre el veganismo y la conciencia ecologista?

Lo que me parece peligroso es que dediques todo tu esfuerzo a salvar el gato negro sin saber nada del medio ambiente, porque igual estás malgastando ese esfuerzo, o ese esfuerzo podría tener más impacto en otro lado. Hay que tener una visión amplia, quizá te ayude a analizar mejor la situación. Si después quieres dedicarte a la defensa de los gatos negros, me parece bárbaro, te lo agradezco. No es incompatible la defensa de los derechos de los animales con la conservación de la naturaleza.

Es evidente que hay un choque entre ambientalistas y animalistas, y sin duda va a marcar el futuro de la humanidad.

Me recuerda un poco a los partidos de izquierda. Parecen enemigos entre sí cuando en realidad son lo más parecido y los que deberían ser más afines. ¿Sabes quién es el mayor enemigo de la conservación de la naturaleza?

¿Quién?

El indiferente. Muchos indiferentes creen que todos los que estamos preocupados por el medio ambiente somos iguales, que no comemos carne, que somos monjes verdes y no tenemos sexo. No es cierto, ¡somos gente normal!

La naturaleza lleva implícita la muerte. Mezclar sentimientos con la naturaleza no parece muy científico, pero por otro lado está la conciencia humana y la responsabilidad sobre una industria contraminante y atroz. ¿Quién se equivoca?

Hay errores en los dos bandos. Los ambientalistas creen que los veganos y vegetarianos son meros sentimentales. Por otro lado me preocupa la indiferencia por los animales silvestres y la biodiversidad, no es coherente. Asumo que la humanidad es una máquina de devorar el mundo, un antropólogo dijo que encarnamos un modelo cosmofágico, devoramos lo que nos rodea.

¿Está satisfecho con el revuelo que ha causado su texto?

Muchos me insultan, me atacan diciendo que maté a un oso polar, lo cual no es cierto. Otros me están aportando nuevas visiones, ¡y yo les doy mil gracias! Yo solo soy un albañil de la conservación de la naturaleza, un jardinero, y me equivocado miles de veces. Hago lo que puedo y no me ofendo por equivocarme. Pienso como un científico, no como un fundamentalista.

No hace falta ser vegano para conservar la naturaleza o la biodiversidad

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La confusión del veganismo

La confusión del veganismo

Republicamos esta nota que está dando la vuelta al mundo (literal). Un análisis sobre el consumo de carne y la compasión por los animales de uno de los ambientalistas argentinos más reconocidos.

BUENOS AIRES (NAP, Por Claudio Bertonatti*). Uno de los grandes problemas ambientales es que las verdades se mueven reptando lentamente por la selva mientras que las mentiras vuelan rápido por cielo despejado. Otro de los problemas es que desde las buenas intenciones se pueden tomar malas decisiones.

Por eso dedico este artículo a quienes dejaron de alimentarse con carne por compasión o solidaridad con los animales. No lo dirijo, entonces, a quienes evitan su consumo por motivos nutricionales, filosóficos o religiosos. Tampoco resultará apto para fanáticos, fundamentalistas o para quienes no dudan de sus creencias u opiniones. No pretendo herir a nadie.

Hay personas que suponen que al evitar el consumo de carne no matan animales. Tengo una pésima noticia para ellas: no es cierto. El más despojado plato de arroz o un simple pedazo de pan también implica un impacto mortal para muchos animales. Que no lo veamos ni sepamos es otro tema. Pero la muerte está presente de un modo inevitable. No existe el desarrollo humano con impacto ambiental cero: para que nosotros podamos vivir muchas formas de vida deben morir. Esta afirmación es chocante pero es una de las verdades más obvias de la ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente.

Vegetariano u omnívoro

Aclaro que fui vegetariano. En mi adolescencia creía que era una forma de evitar el sufrimiento y la muerte de los animales. Después de un par de años volví a ser omnívoro. Les explicaré los motivos, advirtiendo que no pretendo convertir a nadie a ninguna filosofía o estilo de vida. Solo busco arrimar información, impresiones y experiencias para ayudar a quienes quieran revisar sus decisiones alimenticias con implicancias ambientales.

¿Qué me hizo cambiar de opinión y de conducta? La constatación de la realidad ambiental en el terreno y, fundamentalmente, la comparación de los campos donde se producen nuestros alimentos. Por eso, les propongo repetir el ejercicio. Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos.

El resultado será inequívoco: un cultivo (soja, trigo, maíz o arroz, para mencionar los más extendidos) no conviven con mucho más que sí mismos. Incluso, sucede esto con la huerta más orgánica del mundo. Las especies animales no solo no son bienvenidas sino que en los cultivos no orgánicos (la mayoría) son combatidas con biocidas o agrotóxicos (venenos), cuando no, tiros u otras formas de lucha para evitar la presencia de predadores que ocasionan daños y pérdidas económicas.

Una de las impresiones más contundentes fue el contraste entre la abundante vida silvestre de los esteros y arroyos del nordeste argentino con las arroceras vecinas. En estas últimas no había lugar para carpinchos, ciervos de los pantanos, lobitos de río, boas curiyú, garzas, gallaretas ni patos. Para cultivar arroz se drenan esos esteros, arroyos y riachos para que les deriven su agua y muchas veces, terminan secos o muertos, sin vida. Como se empobrecen o destruyen esos ambientes naturales muchos animales silvestres desamparados buscan refugio o comida en los cultivos que los han reemplazado. Y ahí se desata un segundo golpe. Para evitar que las aves o mamíferos coman los granos o brotes se esparcen semillas envenenadas o se traen tours de cazadores salvajes a desterrarlos a tiros de plomo (también contaminante). Nadie que sepa esto puede decir que por no comer carne y alimentarse con arroz, por ejemplo, no se matan animales.

Claro, la muerte es distinta porque ocurre más lejos, de un modo difícil de ver y variada en su forma (alterando el ambiente, envenenando o disparando balas). Una característica fundamental es que no se matan puntualmente los animales domésticos a consumir (para los que hay una sensibilidad más desarrollada), sino una enorme cantidad de animales de una gran diversidad de especies silvestres: desde invertebrados hasta peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Estos impactos se tornan “invisibles” a la distancia de una gran ciudad y en consecuencia son poco emotivos. Y lo que no emociona no es evocado.

Por desconocimiento, entonces, se tiene mucha más sensibilidad por los animales domésticos que por los silvestres (como si estos últimos tuvieran menos derechos), cuando el nivel de preocupación debería ser inverso. A diferencia de lo que ocurre con las variedades domésticas, las especies silvestres que se extinguen no tienen reposición. Este disparate tiene un correlato coherente, aunque irracional. Entre muchos vegetarianos y veganos hay dolor o lamento constante por la muerte de animales domésticos (que vale la pena aclarar, están fuera de peligro de extinción porque se crían a gran escala) y un silencio sepulcral ante la muerte de la multitud de individuos de especies diferentes de la fauna salvaje. O lo que es peor, ante la desaparición del ambiente en el que conviven miles de formas de vida, muchas veces, de especies amenazadas.

Ganadería y agricultura

Por otro lado, con respecto a la ganadería, cuando se practica de un modo extensivo (o sea, a campo) se pueden ver garzas, ranas, culebras, peces, zorrinos, zorros, gatos monteses, hurones, perdices, hongos y muchas otras formas de vida entre los vacunos, los lanares o los caballares. Y si fuera realizada sobre pastizales nativos, es posible la convivencia hasta con especies amenazadas como los venados de las pampas y el yetapá de collar.

Pero la ganadería viene cediendo terreno a la agricultura. Y, de hecho, la expansión de la frontera agrícola (junto con la urbana) viene siendo desde hace décadas la principal amenaza para la naturaleza argentina, dado que va arrasando con nuestros bosques, selvas, montes, sabanas, esteros y pastizales para reemplazarlos por campos de cultivo. Si la humanidad se hiciera vegana para la naturaleza sería una tragedia.

Está claro que -de una u otra forma- la humanidad debe alimentarse y eso genera ineludiblemente un disturbio en la naturaleza, ya sea para reemplazarla o para intervenirla. Y cuando nuestra población crece como lo hace desde hace siglos, de un modo irresponsable o desentendido de la capacidad de carga del planeta, la agricultura se transforma en el mecanismo más fácil para proveer alimentos a gran escala y, en consecuencia, a gran impacto ambiental.

Desde luego existen formas más amigables de cultivar, pero no se practican a gran escala y menos en el contexto de crecimiento poblacional mundial.

También existen formas menos cruentas de matar a los animales, pero cuando uno es sensible, hasta la eutanasia programada duele. Lo cierto es que existen técnicas para aplicar una “muerte humanitaria”, que es inmediata, evitando maltrato, crueldad y agonía. Si se aplicara en los mataderos o “criaderos” se evitaría el maltrato y agonía que caracteriza a muchos de ellos. Ojalá tuvieran esta oportunidad los miles de animales silvestres que mueren cotidianamente envenenados por el uso de agroquímicos, mal heridos o baleados por los cazadores asociados con la defensa de los cultivos o los que quedan hambrientos y sin refugio porque su ambiente fue arado.

Para evitar que se maten animales la única solución es dejar de comer. Ya hemos visto que cualquier dieta capaz de sostenernos acarrea más muertes de las que imaginamos. Uno de los grandes temas a resolver a escala mundial es cómo transformar la actual producción industrial de alimentos en un modelo compatible con la conservación de los espacios silvestres. No solo practicando agricultura y ganadería sostenibles y sustentables, sino también siendo más humanitarias con las demás formas de vida.

Este caso ejemplifica lo difícil que es catalogar de “blanco” o “negro” un tema ambiental. La realidad tiene abundantes tonos de “grises” y es más compleja a medida que nos interiorizamos en ella. Al principio, suele ser ingrato hacerlo porque –sin anestesia- destroza ideas utópicas propias de un mundo ideal. Así, concluiremos en elegir la opción menos mala en lugar de la más buena.

Nuestro mundo real es imperfecto y no tenemos otro. Es difícil cambiarlo si no nosotros no cambiamos. El historiador escocés Thomas Carlyle (1795-1881) dejó una reflexión oportuna para esta situación: “¿Que esta es una mala época? Pues bien, estamos aquí para hacerla mejor”. Si aceptamos el desafío se hace ineludible detenernos a contrastar ideas y realidades para tomar decisiones inteligentes y buenas. (Noticias AgroPecuarias)

(*). Museólogo. Docente de la Cátedra Unesco de Turismo Cultural, la Escuela Argentina de Naturalistas y de la Universidad del Museo Social Argentino. Consejero de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y asesor de la Fundación de Historia Natural 'Félix de Azara'.

Glosario:

Ecólogo, ecologista y ambientalista; naturista y naturalista; conservacionista y proteccionista, abolicionista y bienestarista, vegetariano y vegano no son sinónimos entre sí y menos todavía forman parte de un mismo grupo de pensamiento. Son tan distintos que algunos piensan de modo opuesto o se ocupan de asuntos diferentes y no necesariamente complementarios. Por eso comparto una suerte de glosario básico:

-Ambientalista: especialista en la problemática ambiental.

-Abolicionista: defensor de los derechos de los animales contra su aprovechamiento o uso humano. Sostienen que todos los seres sintientes (humanos y no humanos) tienen los mismos derechos.

-Bienestarista: quien sostiene que es moralmente aceptable que los humanos usen o aprovechen otros animales como fuente de alimento, vestimenta, mascotas y otros usos mientras se evite su sufrimiento innecesario.

-Conservacionista: persona a favor de la conservación de la biodiversidad y de la gestión sostenible y sustentable de los recursos naturales.

-Ecologista: militante de la defensa ambiental que se basa en acciones mediáticas o manifestaciones públicas.

-Ecológo: científico dedicado a la ecología (la ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos entre sí y con su ambiente).

-Especista: quien discrimina moralmente entre las personas y los animales, en contraposición con el “especista cero”, que sostiene la igualdad moral o la no discriminación entre las personas y los “animales sintientes”.

-Naturista: persona que además de su régimen vegetariano usa los agentes naturales para conservar la salud y tratar sus enfermedades.

-Naturalista: estudioso de la naturaleza o de la historia natural.

-Proteccionista: defensor de los derechos de los animales.

-Vegetariana: persona cuyo régimen alimentario tiene como principio la abstención de alimentos de origen animal. De acuerdo a su amplitud de criterio, aceptan o no el consumo de lácteos, huevos y miel.

-Vegana: personas cuyo régimen alimentario es el de un vegetarianismo estricto, que rechaza el consumo de servicios y productos de origen animal (incluyendo huevos, lácteos y miel). Normalmente, extiende su rechazo a todo uso, aprovechamiento o explotación de los animales (anti especista).

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viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Es la estrella Eta Carinae un riesgo para la vida en la Tierra?

Apuntes desde la NASA
21 OCT 2016
11:31 h

¿Es la estrella Eta Carinae un riesgo para la vida en la Tierra?

La semana pasada, en sus siempre magníficas Crónicas del Cosmos, Rafael Bachiller nos habló de las explosiones que ha venido experimentando la estrella Eta Carinae, una estrella azul con una masa más de 100 veces mayor que la del Sol, situada a una distancia de 7.500 años-luz de nosotros. Eta Carinae ha sufrido múltiples episodios eruptivos, algunos de los cuales han sido observados desde la Tierra, y su futuro, como nos dice Rafael Bachiller, se prevé violento, pudiendo llegar a explotar como una supernova o como una hipernova para formar un agujero negro. Dada su distancia la Tierra, ¿podría alguno de estos escenarios suponer un riesgo para nuestro planeta?

La pregunta puede parecer exagerada ya que 7500 años-luz es una distancia enorme; sin embargo, las explosiones de supernovas e hipernovas, con su explosión asociada de rayos gamma, son los fenómenos naturales conocidos que más energía liberan en el Universo. Una sola supernova puede ser más brillante que una galaxia entera durante unos días, y una explosión de rayos gamma puede desprender en pocos segundos la energía equivalente a la que nuestro Sol emitirá en toda su vida estelar de diez mil millones de años.

A lo largo de la historia de la vida en la Tierra, ha habido en nuestro planeta numerosos episodios de extinción de distintas proporciones, siendo algunos referidos como episodios de extinciones masivas ya que en ellos desaparecieron más de la mitad de las especies que entonces habitaban nuestro mundo. Si bien las causas que dieron origen a estos procesos de extinción son aún, en muchos casos, sujeto debate, en los últimos tiempos se ha empezado a pensar en la posibilidad de que algunos de ellos hayan podido ser propiciados por sucesos cósmicos tales como explosiones de supernovas o de rayos gamma cercanas a la Tierra.

Los efectos en la biosfera provocados por esta clase de explosiones tienen que ver con las consecuencias de la alteración de la química atmosférica debida a la exposición a la radiación gamma y a los rayos cósmicos emitidos en ellas. Estas radiaciones poseen la energía suficiente para romper las moléculas de oxígeno y nitrógeno gaseosos en el aire que respiramos, facilitando la formación de otras como el monóxido de nitrógeno o el dióxido de nitrógeno cuya presencia en altas concentraciones en la atmósfera tendría importantes repercusiones en la biosfera.

Los efectos provocados por la presencia de estas moléculas son varios; pero, de ellos, el más importante tiene que ver con el papel que desempeñan como catalizadores en la destrucción de la capa de ozono. La presencia de ozono en la atmósfera es vital para la inmensa mayoría de organismos ya que bloquea la mayor parte de la radiación ultravioleta emitida por el Sol. Sin la presencia de ozono, este tipo de radiación llegaría casi en su totalidad a la superficie terrestre provocando un daño significativo en la práctica totalidad de los seres vivos expuestos, además de provocar un aumento en el número de mutaciones en la biota a nivel global que afectaría a su pauta evolutiva.

A pesar de que la radiación ultravioleta es absorbida por unos metros de agua, los seres vivos de las profundidades marinas también se verían afectados en la medida en que dependen de una cadena alimenticia que comienza en la superficie con el fitoplancton, el cual se vería gravemente afectado por las altas dosis de radiación. El aumento de la radiación ultravioleta a partir de la destrucción del ozono resultaría, por tanto, en una alteración profunda de la biosfera que amenazaría la supervivencia de muchas especies y afectaría a los ritmos evolutivos de las poblaciones que sobrevivieran.

La intensidad de los efectos descritos anteriormente dependería de la distancia a la que se produjera la explosión y de la energía liberada en la misma. En este sentido, una explosión de Eta Carinae en forma de supernova que no fuera acompañada de una explosión de rayos gamma no tendría una repercusión negativa en la Tierra ya que se estima que un fenómeno semejante debería tener lugar a una distancia de hasta unas cuantas decenas de años-luz para resultar en un pérdida de ozono que propiciara un aumento significativo en el flujo de radiación ultravioleta en la superficie de la Tierra de forma que fuera suficiente para aniquilar numerosas especies y para influir en el desarrollo evolutivo de otras muchas. Sin embargo, en el caso de acabar sus días como supernova con una explosión asociada de rayos gamma, esta radiación, incluso a pesar de ser emitida a 7500 años-luz, sí que tendría efectos notables en la Tierra de ser alcanzada.

Se estima que una explosión de rayos gamma a menos de 10000 años-luz ya tendría, de hecho, efectos perjudiciales para la biosfera; pero una explosión a aproximadamente 6500 años-luz de distancia (casi el 87 % de la distancia que nos separa de Eta Carinae) tendría, sin embargo, efectos devastadores en nuestro planeta pues se piensa que a esa distancia podría hacer desaparecer hasta la mitad de la capa de ozono.

En nuestra Galaxia se conocen unas pocas estrellas masivas cuyo final podría resultar en una explosión de rayos gamma, y Eta Carinae no es solo una de ellas sino que es, además, la más cercana conocida. Es extremadamente difícil especificar cuándo podría darse la muerte de Eta Carinae y si se dará o no con una explosión de rayos gamma. Se sospecha, sin embargo, que su fin tendrá lugar pronto, tal vez en bastante menos tiempo que un millón de años. De morir en un proceso que desencadenase una explosión de rayos gamma, ¿estaríamos avocados a una catástrofe en la Tierra? Afortunadamente, podemos contestar con un no a esta pregunta ya que hay algo que nos salvaría en esta ocasión.

Cuando se da una explosión de rayos gamma en el proceso del colapso gravitatorio de una estrella masiva como Eta Carinae, la radiación así generada no se emite en todas direcciones sino en la forma de dos chorros estrechos con ángulos de apertura de pocos grados que se emiten en sentidos opuestos y en una dirección que es la que coincide con el eje polar de su progenitor. Afortunadamente, se sabe que el eje polar de Eta Carinae no apunta a nuestro sistema solar, sino que lo hace a una distancia angular de entre 47 y 67 grados de nosotros, por lo que, en principio, la Tierra no estaría bajo peligro. Afortunadamente, esto nos salvaría esta vez; pero pensemos que la Vía Láctea está poblada por más de cien mil millones de estrellas y que solo estamos familiarizados con algunas que habitan una pequeña porción de nuestro entorno.

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Medio millón de personas solicitan vivir en Asgardia, la futura primera nación espacial

Una comunidad espacial dedicada a la investigación científica

Medio millón de personas solicitan vivir en Asgardia, la futura primera nación espacial

EL MUNDO
25/10/2016 13:04

Los 100 es una serie estadounidense donde una comunidad de individuos vive en el espacio tras una catástrofe nuclear que devastó el planeta tierra. Algo que parecía lejos de la realidad hasta que el pasado 12 de octubre se presentara el polémico Proyecto Asgardia. En la actualidad, son casi medio millón de personas las que han solicitado vivir en una nación espacial que un multimillonario ruso plantea enviar al espacio.

Igor Ashurbeyli quiere fundar un país lejos de la tierra donde la guerra y la pobreza no existan, "un espacio donde la investigación científica sea la prioridad" explicaba en uno de sus comunicados. Y sólo 40 horas después de sus declaraciones el proyecto recibía 200 solicitudes de interesados en vivir en Asgardia. Ahora el censo está cerca del medio millón de personas, exactamente 488.647 en el momento que se redactó este artículo.

Entre los tres primeros países con aspirantes a residir en esta nación del futuro se encuentran: China, EEUU y Turquía. Su fundador pretende lanzar el primer satélite con asgardianos, gentilicio elegido para sus futuros habitantes, entre 2017 y 2018. Su objetivo es conseguir soluciones que nos protejan de amenazas espaciales como desechos orbitales, el cambio climático o la radiación.

Ashurbeyli se encuentra la espera de que las Naciones Unidas reconozcan al país y busca crear una nueva regulación judicial en el espacio. "Se adaptarán a la actualidad leyes del espacio sobre gobernabilidad, propiedad privada y empresa, a fin de que se ajuste a la nueva era de exploración espacial" aseguró.No obstante, su plan tiene inconvenientes y es poco probable que la ONU les conceda el estatus de territorio.

Por ahora Asgardia solo existirá virtualmente. A pesar de esto, su Gobierno, ministerios, bandera, himno nacional e insignias son algunos de los atributos de la nación espacial que ya se pueden ver en su página oficial donde también se puede optar a la nacionalidad.

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El planeta ha perdido casi el 60% de las poblaciones de especies vertebradas en 40 años

La producción de alimentos es la principal amenaza a la biodiversidad

El planeta ha perdido casi el 60% de las poblaciones de especies vertebradas en 40 años
GREGORIA CARO   Madrid
27/10/2016 17:37

Mamíferos, aves, reptiles y diferentes especies marinas están desapareciendo año tras año. Estimar el declive de estas poblaciones es un asunto complejo que la organización conservacionista WWF ha vuelto a abordar en el informe Índice Planeta Vivo (IPV) , un análisis exhaustivo que elabora cada dos años y que ha sido presentado este jueves. Según la estimación de WWF, en 40 años ha desaparecido de la Tierra 58% de las poblaciones de vertebrados.

Este estudio, que recoge datos de más de 15.000 poblaciones de unas 3.700 especies, evidencia por tanto un descenso dramático de la biodiversidad y muestra la transformación que está sufriendo el planeta a causa de las actividades humanas.

El dato más alarmante corresponde a las poblaciones de agua dulce, que han sufrido el mayor descenso con un 81% frente a las terrestres con un 38% y las marinas con un 36%, según han explicado los responsables de asociación conservacionista en la presentación del informe en Madrid.

Las causas del declive

Entre las principales causas y los tipos de amenazas recogidas por el IPV encontramos la pérdida y degradación de hábitats, la sobreexplotación de especies, la contaminación por vertidos, las especies invasoras y las enfermedades. Por ejemplo, el vertiginoso descenso de las poblaciones en ríos, pantanos o embalses está muy ligado a las explotaciones hídricas, según WWF.

El informe de este año recoge una novedad respecto a las anteriores ediciones: una gráfica de proyección para el 2020 donde se puede observar que la tendencia no es esperanzadora. "Si seguimos, así se prevé una disminución del 67% de las poblaciones. Esto supone una llamada clara y urgente para que se produzca de verdad un freno en la pérdida de biodiversidad" explica el director de Conservación de WWF en España, Enrique Segovia.

En este sentido, la biodiversidad se enfrenta al impacto de los seres humanos, que están explotando hasta el límite los recursos naturales que ofrece el planeta. Los datos más recientes de la Huella Ecológica desvelan que para satisfacer sus necesidades, el ser humano está consumiendo los recursos naturales que equivaldrían a 1.6 planetas.

España ocupa el puesto 22 del ranking mundial de la denominada Huella Ecológica. Aunque desde 2007 la huella ecológica del país ha disminuido, los expertos indican que es debido a la crisis económica, que ha reducido la demanda de recursos naturales. Aun así, el país sigue consumiendo más recursos de los que puede producir. En concreto, para satisfacer la demanda de España se necesitaría triplicar sus recursos, según demuestran los últimos datos de Global Footprint Network.

WWF sigue insistiendo en apostar por las energías renovables y el ahorro, aunque según sostiene la organización, la principal amenaza para la biodiversidad es la producción de alimentos. "Tenemos un sistema de producción perverso", afirma la responsable del Programa de Agua y Agricultura de WWF España, Eva Hernández. "Es un sistema desequilibrado. Estamos acabando con las especies", subraya.

Entre las propuestas que los conservacionistas lanzan para lograr un equilibrio entre los recursos disponibles y las necesidades de consumo figuran proporcionar un acceso equitativo de los recursos, producir y consumir de forma más responsable y preservar el capital natural. "No podemos exprimir los ecosistemas al máximo sino buscar alternativas y planificar mejor la actividad", reclama Hernández.

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jueves, 3 de noviembre de 2016

¿Cómo saber si un científico ha cometido un fraude?

¿Cómo saber si un científico ha cometido un fraude?
Por Ángela Bernardo el 3/11/16 a las 12:00

Cuando se manipulan datos en un estudio o se realiza un plagio, se pone en tela de juicio la integridad científica. ¿Cómo saber si se comete un fraude?

Hwang Woo-suk publicó en la revista Science una investigación asombrosa, en la que había conseguido clonar células madre embrionarias de origen humano por primera vez. Sus resultados abrían la puerta a hipotéticos tratamientos contra el alzhéimer, la diabetes o el párkinson. Pero todo era mentira. Sus conclusiones, en realidad, habían sido manipuladas. El investigador coreano, que recibió millones de dólares para continuar sus estudios, había engañado a todo el mundo. El caso de Woo-suk fue uno de los más sonados de fraude científico. Por desgracia, no ha sido el único.

El fraude científico se ha multiplicado por diez en España desde 1975

A diario, miles de investigadores en todo el mundo trabajan para generar conocimiento y desarrollar invenciones con múltiples aplicaciones en medicina, computación, energía, alimentación o agricultura, entre otros campos. Una minoría, sin embargo, optan por manipular sus datos, plagiar otros trabajos o recibir presiones externas que no garantizan su independencia. Según datos recogidos por la Fundación Rafael del Pino y el CSIC, el fraude científico se ha incrementado diez veces desde 1975, poniendo en riesgo el progreso de la investigación.

Fraude, minoritario pero dañino

Pero, ¿cómo se puede definir el fraude? Según Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, "los científicos, como otros colectivos, solo tenemos, de verdad, nuestra integridad profesional y credibilidad. Si engañamos ya no hay vuelta atrás. No existe remedio. Podrás ser lo que quieras el resto de tu vida, pero ya nunca más científico. Los atajos se pagan muy caros en esta profesión". Las sospechas sobre posibles casos de fraude o conductas poco éticas han saltado en casos como el de Susana González, despedida del CNIO, o Manel Esteller, que supuestamente hizo la vista gorda con una posible manipulación de resultados por parte una doctoranda suya.

Según Lluís Montoliu, "los científicos, como otros colectivos, solo tenemos, de verdad, nuestra integridad profesional y credibilidad"

La mala praxis científica no sólo afecta a la comunidad investigadora, sino que también puede perjudicar directamente a la sociedad. La publicidad de productos como Reticare, que usa el reclamo de la Universidad Complutense de Madrid para valorar un filtro que no cuenta con evidencia suficiente para proteger de una hipotética luz dañina de las pantallas, o las intervenciones del cirujano Paolo Macchiarini ponen en tela de juicio la integridad de los científicos. ¿Hay alguna forma de poner fin a estos escándalos, que sacuden el desarrollo normal de la actividad investigadora?

Con el fin de dar respuesta a estas preguntas, el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona ha publicado la Declaración sobre integridad científica en investigación e innovación responsable. En el informe, se plantea que, en el ámbito concreto de la investigación científica, la integridad se relaciona con los principios de honestidad (en el compromiso con la verdad), de independencia (en la preservación de la libertad de acción en relación con presiones exteriores a la profesión) y de imparcialidad (en la neutralidad de la práctica profesional en relación con intereses particulares, ajenos a la investigación).

Desde el año 2010, numerosas instituciones han elaborado propuestas específicas para promover y garantizar la integridad científica. Así, la Declaración de Singapur sobre Integridad en Investigación (2010), el Código de Conducta para la Integridad en Investigación de la Fundación para la Ciencia Europea / Academias Europeas ALLEA (2010) o la Declaración de Montreal sobre Integridad en Investigación (2013) han sentado las bases para combatir el fraude científico y las conductas poco éticas en I+D. Según el informe presentado por la Universidad de Barcelona, el fraude se relacionaría únicamente con la fabricación de datos a través de resultados inventados, la falsificación mediante la manipulación de los estudios o de las conclusiones y el plagio a partir de la apropiación del trabajo intelectual de terceras personas a las que no se reconoce su autoría original.

El fraude y las prácticas cuestionables no sólo afectan a la comunidad investigadora, sino que perjudican a la ciudadanía al generar desconfianza y pérdida de credibilidad

Las prácticas cuestionables, por el contrario, abarcarían la práctica de investigación censurable, la conducta censurable relativa a datos, a publicaciones y de tipo personal o la conducta financiera, entre otras. El Observatorio de Bioética y Derecho sostiene que es difícil distinguir un fraude de una praxis poco ética, aunque estos fenómenos no sean tan novedosos como podrían parecer. Dentro de los factores que propician estas conductas, el documento recoge que hay parámetros de carácter individual (como la tendencia a la vanidad o el ansia de lograr reputación), factores organizativos (como inadecuada comunicación, falta de formación o carencia de políticas sólidas y equitativas) o razones estructurales (la presión por publicar, la lógica empresarial o los índices de citación pueden afectar negativamente a la I+D).

El gran problema del fraude y de las prácticas cuestionables es que no sólo dañan la imagen de la comunidad científica, frenan posibles avances y causan una pérdida de tiempo y dinero importante. Según el Observatorio de Bioética y Derecho, "las malas prácticas científicas no son un crimen sin víctimas e impactan negativamente en investigadores, participantes en investigación, instituciones, áreas de investigación, en la financiación disponible y, consecuentemente, en el conjunto de la sociedad". Uno de los casos más claros de estas malas conductas fue reflejado en el proyecto Hearing Voices, donde el periodista Michele Catanzaro impulsó una investigación para denunciar el uso de prácticas pseudocientíficas en la resolución de diversos casos judiciales. La declaración publicada ahora reclama la puesta en marcha de medidas para combatir el fraude y las prácticas éticamente cuestionables, especialmente por el daño que provocan en la sociedad:

Las malas prácticas científicas provocan unos efectos muy negativos en la ciudadanía: desconfianza, falta de interés por los procesos de creación del conocimiento y su transferencia a la sociedad. La excesiva normalidad con la que se asumen los desajustes entre teoría y práctica en integridad científica perjudica seriamente la imagen de la ciencia, debilitando la credibilidad y el rigor que la deben caracterizar.

La tormenta solar que rompió el escudo protector de la Tierra

La tormenta solar que rompió el escudo protector de la Tierra
Por Santiago Campillo el 3/11/16 a las 12:55

El telescopio y detector de rayos cósmicos, GRAPES-3, acaba de publicar los resultados de la tormenta de junio de 2015 que nos dejó sin escudo magnético durante dos horas. Así ocurrió.

El 20 de junio de 2015 una gigantesca nube de plasma surgió de la corona solar en dirección a la Tierra. Cincuenta y dos horas después, el 22 de junio, el enjambre de partículas, viajando a dos millones y medio de kilómetros por hora chocó contra nuestro escudo protector, la magnetosfera terrestre. La comprimió tanto y tan violentamente que consiguió "romperla" durante un tiempo, creando una tormenta geomagnética cuyas consecuencias se vivieron en las latitudes más al norte. Hoy, tras muchos datos analizados, el telescopio de muones, GRAPES-3, nos cuenta qué ocurrió.

Romper el escudo terrestre

No es la primera vez que ocurre, por supuesto. La Tierra, por suerte para nosotros, está protegida de la letal acción de los rayos cósmicos gracias a un escudo conocido como magnetosfera. Todos los planetas de nuestro sistema con campo magnético poseen una magnetosfera. Algunos, como el de Marte, son demasiado débiles para proteger del viento solar. Lo que ocurre es que las partículas de viento solar son capturadas y desviadas gracias a la acción del campo. En las tormentas geomagnéticas, la presión que generan estas partículas, que empujan contra el escudo protector, es tal que terminan por desestabilizar temporalmente. Literalmente lo "rompen". Pero solo durante un tiempo, por supuesto.

Como decíamos, esto ocurre de vez en cuando, causando las llamadas "tormentas solares", que hacen referencia al evento ocurrido en la superficie de nuestra estrella madre. Las consecuencias de dichas tormentas son muy variadas y, a veces, poco entendidas. Una de las principales manifestaciones son las auroras boreales, que se producen como consecuencia del viento solar en nuestra atmósfera. Estas ocurren con mayor intensidad durante una tormenta geomagnética porque nuestro escudo no está ahí para repelerlas con tanta facilidad.

Existe la posibilidad de que las partículas procedentes del Sol sean capaces de dañar satélites o instrumental electrónico

Otras consecuencias son la pérdida de señales de radio (con la catástrofe en comunicaciones que esto conlleva) que pueden ocurrir. Aunque está menos estudiado, existe también la posibilidad de que las partículas procedentes del Sol sean capaces de dañar satélites, instrumental electrónico o, incluso, a los seres vivos. Por el momento los daños han sido mínimos. Aunque no es la primera vez que oímos hablar de una "tormenta solar perfecta" y epítetos parecidos que indican la supuesta violencia de dicho fenómeno.

GRAPES-3 y la nube de muones

En una boscosa ladera de Ooty, India, más de un centenar de estructuras de apenas medio metro, como si de enormes setas de metal se tratasen, salpican la hierba verde. Pero nadie diría que bajo tierra lo que se esconde es uno de los detectores más potentes del mundo a la hora de "cazar" rayos cósmicos. El GRAPES-3, con su detector de partículas ionizadas en cascada, así como su complejo de antenas especialmente preparadas para captar a los muones, es capaz de analizar lo que otros no pueden. Su finalidad es descubrir más sobre la naturaleza nuclear de los rayos cósmicos, los rayos de alta energía y la modulación de la actividad solar. Entre sus objetivos de estudio se encuentran entender los efectos solares sobre la Tierra. En un reciente estudio, el GRAPES-3 analizaba los datos de junio de 2015, cuando una tormenta solar deformó el escudo protector de la Tierra.

La enorme nube de plasma procedente del Sol llegó a la tierra a una velocidad de vértigo. Su tamaño y su intensidad provocaron la compresión de la magnetosfera, que no lo pudo soportar y se "rompió", en parte, temporalmente. Esto permitió la entrada de las partículas solares en nuestra atmósfera, provocando, como decíamos, auroras boreales más numerosas e intensas, así como pérdidas totales de señal de radio en muchos puntos del norte de nuestro pequeño planeta. En ese momento fue cuando GRAPES-3 detectó la señal tormenta y pudo recoger los datos. Los físicos a cargo del proyecto han pasado un año entero analizando y simulando para deducir las implicaciones que esto puede tener.

La tormenta duró aproximadamente unas dos horas y en un rango de 20 Gigaelectronvoltios

La tormenta duró aproximadamente unas dos horas y en un rango de 20 Gigaelectronvoltios. Por suerte, además de las inconveniencias causadas en las comunicaciones, no se detectó ningún tipo de problema más grave. Y es que los expertos, como decíamos, no saben qué pueden esperar de una tormenta solar lo suficientemente fuerte. De hecho, las expectativas son bastante agoreras. Desde el malfuncionamiento de todo tipo de sistemas electrónicos y la pérdida de satélites hasta un bloqueo total de todos los aparatos eléctricos. Por ahora esto más parece un argumento de ciencia ficción que una realidad. Pero, por si acaso, los científicos del GRAPES-3 siguen investigando para entender mejor la naturaleza de los rayos cósmicos. Y poner así una solución antes de que llegue el problema.