jueves, 10 de diciembre de 2009

Una Venus de 35.000 años de antigüedad redefine los orígenes del arte




Una Venus primitiva con 35.000 años de antigüedad, descubierta en Alemania, ha redefinido los orígenes del arte figurativo, al tratarse de la representación más antigua conocida de un cuerpo femenino, según un estudio arqueológico que publica la revista Nature.


Los seis fragmentos que componen la escultura, esculpida en marfil de mamut, proceden de una excavación realizada entre el 8 y el 15 de septiembre de 2008 en Hohle Fels, en la región del Jura suavo. Juntos, forman un cuerpo de mujer dotada de un opulento pecho y amplias caderas; los muslos y los genitales son desproporcionadamente grandes y detallados.

"La claridad de los atributos sexuales lleva a pensar que se trata de una expresión directa o indirecta de la fertilidad", explica Nicholas Conard, miembro del Instituto de Prehistoria, Historia de la Antigüedad y Arqueología de la Edad Media de la Universidad de Tübingen.

"La nueva figurilla de Hohle Fels cambia radicalmente nuestra visión de los orígenes del arte paleolítico", señala este arqueólogo, señalando que, antes de este descubrimiento, "los animales y las imágenes teriantrópicas [mezcla de humanos y animales, como en el Antiguo Egipto] predominaban" en los hallazgos de esta región.

La más antigua

La Venus fue hallada a 20 metros de la entrada de una gruta, hundida a unos tres metros de la superficie actual. Mide unos seis centímetros de largo, 3,5 de ancho y algo más de tres centímetros de ancho; pesa 33 gramos. Su antigüedad, siguiendo el método del carbono 14, se sitúa entre los 31.000 y los 40.000 años.

Así, tendría unos 5.000 años más que otras Venus primitivas, como las de Gravettien (de entre 22.000 y 29.000 años de antigüedad) o la Venus de Lespugue, descubierta en 1992 en Francia y que tiene unos 25.000 años.

En cualquier caso, las representaciones humanas más antiguas conocidas, en este caso abstractas, se encuentran en el África austral, con unos 75.000 años de antigüedad.

Una Venus esculpida en marfil de hace 35.000 años, la figura humana más antigua

La estatuilla, esculpida en marfil proveniente de una hembra de mamut, ha sido bautizada, como manda la tradición, con el nombre de Venus. Con una altura de unos 6 centímetros, representa el cuerpo de una mujer con los rasgos sexuales muy exagerados y fue encontrada en una de las cuevas de Hohle Fels, cómo no, en la región de Suabia en Alemania; una auténtica mina del arte europeo más primitivo. En este caso, más de 30 mediciones con radiocarbono han dado a la pieza una antigüedad de al menos 35.000 años, aunque Nicholas Conard, arqueólogo de la Universidad de Tubinga (Alemania) y autor del estudio publicado en Nature, le concede hasta unos 40.000 años. En cualquier caso, en los comienzos de la cultura Auriñaciense.

No se trata, ni mucho menos, del único trabajo en marfil de principios del Auriñaciense, pero sí es, de momento, la única figura humana de esa época. Este descubrimiento revoluciona la hasta ahora extendida teoría sobre la evolución de la cultura del Homo sapiens en Europa, que situaba la aparición de artefactos simbólicos y representaciones figurativas del cuerpo humano algunos milenios después, en fases posteriores del Auriñaciense suabo.

Hipertrofia de los rasgos sexuales

La Venus de Hohle Fels es similar a otras estatuillas femeninas que aparecieron más tarde en la cultura Gravetiense, unos miles de años después, en la hipertrofia de los rasgos sexuales, como el pecho y la vulva, y el detalle casi preciosista de manos y dedos, cuya precisión puede apreciarse también, según Conard, en la recién descubierta estatuilla.

El tamaño desproporcionado de los órganos sexuales y su carácter explícito podrían ser vistos «según los criterios del siglo XXI como casi rozando la pornografía», escribe Paul Mellars, de la Universidad Stony Brook (EEUU), en un comentario publicado en el mismo número de la revista Nature. Pero los fines en la prehistoria debieron ser bien distintos. Según algunos expertos, la deformación de los caracteres femeninos obedece a una posible intención de reflejar la fertilidad, al igual que aparecieron en la misma época símbolos fálicos tallados en hueso. Para otros, eran objetos chamánicos utilizados en rituales.

Otras características de estas Venus del Paleolítico superior, siguiendo probablemente la escuela que creó la de Hohle Fels, es el contraste de los rasgos sexuales con la pequeñez de brazos, piernas y cabeza, en un intento claro, opinan los arqueólogos, de restarle importancia al resto del cuerpo. En el caso de nuestra Venus primigenia, la cabeza es tan ínfima que representa apenas una especie de aro que sirvió sin duda para pasar el cordel que permitía colgarse al cuello la figurilla, a modo de collar.

No obstante, lo más importante desde el punto de vista de la evolución es que tan antigua expresión artística da nuevas pistas sobre cómo se originó la cultura europea de nuestra especie, pues la presente escultura fue tallada muy poco tiempo después de la llegada de los primeros Homo sapiens a Europa. «Lo más sorprendente es la erupción repentina de todas estas formas artísticas con la llegada del sapiens a Europa», añade Mellars. Curiosamente, fue en aquellos mismos instantes en que nuestros ancestros recién llegados de África esculpían aquellas figuras, contribuyendo al florecimiento de su cultura, cuando los Neandertales dieron sus últimos pasos sobre la Tierra.

RTVE / El Mundo / Heraldo. http://antiguaymedieval.blogspot.com/2009/05/una-venus-de-35000-anos-de-antiguedad.html

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