Soledades
Raúl Humberto Muñoz Aragón
Afrodita... Eros... Tanatos... Mágica danza en el tiempo, en el espacio, en un eterno retorno.
La postura es un poco incomoda, la tensión en las piernas es por momentos difícil de soportar.
Esta abierta.
La vagina expuesta.
Los pies apuntan al cielo.
El sudor perlea la piel en tensión. Las sensaciones se entremezclan confundiéndose en una pléyade de sentimientos; inquietudes, incertidumbres, valores, consejos, saberes, mitos, ideas, sueños, querencias, angustias, miedos, cuentos; dolor, tristeza, amargura, odio; quizá sólo hay este camino, al menos esa es la idea a la cual aferrarse, a pesar de todo y de nada, de todos y de sí.
Duele.
La penetración inicia.
Sus senos, que se preparan para producir leche, tiemblan al igual que todo su cuerpo al sentir la invasión; ayer camino fue del placer, hoy una indefinición de sentimientos, desazón.
Él, sin saber aún de la vida, lucha por ella. No entiende, se refugia en el interior, en un intento vano por escapar de aquel intruso.
Las pinzas entran, arrancan, esquivan las barreras, su cometido es claro y preciso, no cejan en su labor. Lo buscan y han de encontrarlo.
Pensamiento contra Instinto... ley de la selva del hommo sapiens sapiens; hommo videns diría Giovanni Sartori; aquel, ese que hoy rinde culto y pleitesía a los medios visuales, soñador del Big Brother; émulos de Tomas, quien ha de ver para creer.
Lo alcanza, las pinzas por fin lo han atrapado. Aprietan. Silencio que duele más que mil gritos, que todos los gritos de placer que antaño existieron. Destrozan. Pensamientos no nacidos que se diluyen en la sangre derramada. Mutilan. Músculos, viseras, huesos, cartílagos, tejidos, sangre, agua; todos en una sopa dantesca. Extraen. Intento burdo por separar óvulo y esperma.
Vida 'propiedad del organismo vivo que lo distingue del organismo muerto y de la materia inanimada y mediante la cual el ser que la posee tiene metabolismo, crecimiento y reproducción; tiempo que transcurre desde el principio de un organismo hasta su muerte; querido, querida (expresión cariñosa; también mi vida)': latín vita 'vida (en los tres sentidos)', del indoeuropeo gwî-wo-tâ 'vida (en los dos primeros sentidos)', de gwî-wo- 'vivo'. [GÓMEZ DE SILVA, Guido, "Breve diccionario etimológico de la lengua española", El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, México, 1991, p.719].
La querencia es el motor de la vida, derivación quizá del instinto primero de "Lucy", aquella madre nuestra, diversidad de colores, que hoy varios millones portamos, todos salidos de su vientre, en un África perdida ya en el tiempo. Su ausencia, la nulidad de la querencia a nuestros cada vez más escasos prójimos, pues paradoja incluida, hoy el mundo esta tan poblado y lamentablemente nuestro círculo personal esta tan cerrado; que unas cuantas "células" pueden ser "extirpadas" del interior de cualquier matriz, sin distinción de quiste o feto.
Parte a parte, en trozos es sacado del calor materno, convertido ahora en el más grotesco rompecabezas creado por el hombre; que a fin de cuentas es sólo un conjunto de células mas, que perdidas están entre el ilimitado número de las ya existentes; la física lo dice, la materia no se crea ni se destruye... quizá la vida sea igual.
No sé, no entiendo; tal vez sea una de las cuestiones realmente de genero que nunca podremos compartir.
Recuerdo una escena de la película “Romance X” (Romance, 1999) dirigida por Catherine Breillat -aquella que conocimos como Mouchette en su actuación al lado del Marlon Brando en "El último tango en Paris" (Ultimo tango a Parigi, 1973)-; ahí, en un primer plano, la vagina de la protagonista abarcando toda la pantalla, se abre en toda su magnitud, con una flexibilidad sorprendente, forzando un reacomodo de músculos y huesos, todo esto para parir entre dolor y alegría a su primer y único hijo.
Media hora... una hora... toda la noche... no lo sé.
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