jueves, 30 de agosto de 2007

Entre prójimos te veas...
Raúl Humberto Muñoz Aragón


La maravilla del hombre es sólo comparable a la enorme torpeza y estupidez de él mismo; esta es una tristeza que carcome el alma. Grandezas del espíritu humano como la Capilla Sixtina, el Taj Mahal, los Caprichos de Paganini, los versos de Whitman, los murales en Altamira o El Lago de los Cisnes se empequeñecen a ínfimas dimensiones con las imágenes que nos traen hoy en día los medios de comunicación.

De nada valen El David, Los siete samuráis, Las señoritas de Avignon, La Divina Comedia o cualquier otra obra de arte si no somos capaces de entendernos, de saber que los "prójimos" son todos aquellos que nos acompañan hoy en esta odisea que es la vida; somos Ulises modernos, y este viaje que nos ha tocado andar es igualmente trascendente; no importa si se tienen un dios o muchos dioses, el color de piel o de ojos, género, edad, preferencias personales sean del índole que sean.

Enfrascarnos en una búsqueda eterna e inútil de quién lanzó el primer golpe, además de ocioso es altamente estúpido. ¿Quién pegó primero?, es un pleito tan viejo, lacerante en esta integridad de los seres humanos, eso que nos autonombramos como el animal racional, que hemos sido capaces de crear maravillas como las ciudades mayas y bestialidades como en Auschwitz... o esas que hoy mismo vemos, que aún no han tenido tiempo de llegar a los libros de historia.

Urgen esos locos que estén dispuestos a acabar con los gigantes que se esconden en los molinos de viento, "gigantes enanos" que se escudan en "causas justas" harto injustas que sólo son reflejo de miedos ancestrales. Que no exista mejor causa que nosotros mismo, todos, cada uno de los que hoy horadamos los surcos que nos han legado los viejos de siempre.

A veces, en algunos momentos de ocio personal, cuando no me queda más remedio que estar conmigo, me gusta elucubrar, viajar siempre con la limitante de mi pensamiento e imaginación a esos momentos en que el hombre se descubre a sí mismo, en que se va inventando con el día a día. Me gusta pensar en el momento en que el hombre aprende a leer y después inventa la escritura.

No sé muchas cosas, estoy condenado a vivir en la ignorancia que crece continuamente, pero en verdad que no puedo callar ante esto que pasa, donde la muerte de cientos puede ser justificada por una visión parcial, por intereses personales que sólo buscan el bien particular; donde somos marginados y marginamos... No sé que tan importante sea a final de cuentas el color, el género, la edad, las capacidades o discapacidades, preferencias, creencias, sueños. Me he preguntado y me emociona el pensar en el momento en que el hombre tuvo la primer idea, no se cual sería, ni si aún esta escondida en esta memoria colectiva; pienso y a veces me gusta sentir que existo gracias a ese primer pensamiento.

Hace algunos miles de años, setenta y cuatro según las investigaciones, el Homo Sapiens Sapiens estuvo al borde de la extinción, la población, por diversas razones, se redujo según algunos cálculos a mil individuos; esa es la primer gran familia, nuestra familia primigenia, esa que hoy cuenta con 6500 millones de hijos, que hemos olvidado lamentablemente que en aquel momento se requirió del trabajo en equipo, del uso de nuestra creatividad, en ello estuvo el éxito. En aquel entonces teníamos dos "competidores" más viejos, que nos antecedieron en varios miles de años y que habían creado grupos sólidos, el Homo Neardenthal y el Homo Erectus, ambos extintos; somos el resultado de un largo camino; un camino que inició hace siete millones de años con Toumaï (Sahelanthropus thadensis); quizá sea momento de pensar en ello, de recordar que la vida es sencilla.

Ni los judíos de Auschwitz, ni los niños musulmanes de Qana... ni "las muertas" de Juárez, ni los olvidados que no alcanzaron a salir en las noticias; no hay razón que valide esto.

No hay comentarios: