De la vida
Raúl Humberto Muñoz Aragón
El mundo es sorprendente… La vida es realmente sorprendente, esto a pesar de nuestra incapacidad por establecer una definición clara y precisa de lo que es. Siempre me ha maravillado la idea de que la vida es un invento hecho por la realidad con el propósito de ser observada, de tener sentido, de ser descifrada, de observarse a sí misma. Pues a fin de cuentas somos un "montón" de átomos que hubieron de sufrir múltiples fusiones, reacciones nucleares que permitieron que sus partículas se unieran para adquirir las propiedades que los hacen y que al combinarse en miles de millones de alternativas generaron a este eterno observador que es la vida. Y con ella, a una diversidad incontable de testigos, pues pareciera que la vida es la conclusión obvia de un big bang ocurrido hace más de trece mil millones de años.
La vida a lo largo de su estadía por el tiempo ha experimentado infinidad de posibilidades, todas y cada una de ellas asombrosa, maravilla entre las maravillas, desde las primeras formas unicelulares hasta los seres más complejos. Y en este tiempo que la vida ha sido, hemos hecho a cabalidad la misión de ser observadores y testigos de una realidad que cada día encontramos más compleja; ya quedó lejos en el tiempo cuando la Tierra era plana o cuando era soportada por un número infinito de tortugas, atrás quedaron los cielos que se cubrían de antorchas todas las noches.
Hoy, la ciencia alcanza cotas que nos permiten vislumbrar una realidad compuesta por once dimensiones en las que todo ocurre, atrás quedaron las tres o cuatro que podemos percibir con nuestros cinco sentidos; y es la mente humana, el organismo más complejo que podemos conocer -al menos por el momento-, el que ha podido elucubrar, vislumbrar quizá la magia que nos rodea, que supera en mucho cualquier mito o sueño anterior. Somos una cascada generacional que va sumando el empuje y el conocimiento que nos antecede y nos lleva a derroteros cada vez más asombrosos.
En las últimas semanas, hemos recibido noticias en diversos campos de la ciencia que nos hablan de como hombres y mujeres continúan empecinados por comprender esta realidad mágica que nos rodea. Desde la confirmación que se dio el mes pasado sobre la predicción hecha por Albert Einstein sobre las ondas gravitacionales, las cuales por fin pudieron ser detectadas gracias al trabajo del equipo internacional del Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (LIGO, Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales), quien trabajó con dos potentes detectores en sus centros estadounidenses de Hanford (Washington) y Livingston (Luisiana). El experimento consistió en rebotar luz láser entre espejos situados en los extremos opuestos de kilométricos tubos de vacío para detectar el paso de las ondas gravitacionales, hecho que fue confirmado el pasado mes de febrero.
A este descubrimiento, se viene a sumar el realizado por científicos del Instituto de Óptica Cuántica e Información Cuántica (IQOQI) de la Academia Austríaca de Ciencias, de la Universidad de Viena y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), quienes han logrado un nuevo hito en la física cuántica al entrelazar tres partículas de luz en una nueva forma de entrelazamiento asimétrico, donde dos de los fotones 'retorcidos' usados en el experimento actúan en un espacio tridimensional y el tercero en dos dimensiones. Este avance ofrece aplicaciones que van desde la computación cuántica hasta la encriptación cuántica.
El conocimiento quizá sea una nueva forma de vida, y nosotros sólo seamos el vehículo que ha encontrado para transitar. Así la ciencia avanza desde la identificación reciente de los primeros pobladores terrestres, hecho que ocurrió hace unos 440 millones de años, teniendo como protagonista a un hongo llamado Tortotubus, que tras un análisis realizado por la Universidad de Durham lo podría ubicar como el organismo pionero que emigró de los mares a la tierra. No sólo se trata del fósil más antiguo de un hongo, también es el ejemplo más remoto de un ser vivo en tierra firme.
A fin de cuentas, según lo que hoy sabemos, el ser humano es el resultado de un periodo de evolución que lleva alrededor de ocho millones de evolución, fecha en que se da la separación entre humanos y chimpancés, nuestros parientes más cercanos en el reino animal, esto según un nuevo modelo estadístico realizado en el Museo Field de Chicago, el cual realizó con la colaboración de matemáticos, antropólogos y biólogos moleculares, liderados por Robert Martin, grupo que intenta integrar la información sobre la evolución derivada del material genético de diversas especies con el registro fósil para conseguir un panorama más completo.
La vida es maravillosa, en ella los caminos son tan diversos como las posibles combinaciones en que se pueden unir átomos con el propósito de construir moléculas que habrán de convertirse en los ladrillos que la soporten. Es sin duda un largo y sinuoso camino, mágico y misterioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario