jueves, 28 de abril de 2016

Encerrado en sí mismo

IMÁGENES / Encerrado en sí mismo
Raúl Humberto Muñoz Aragón

Imagine que está encerrado en sí mismo, en medio de una soledad infinita, rodeado de gente, de seres que le son más o menos familiares, bombardeado de incontables estímulos presentes y pasados que se agolpan en su derredor continuamente, sin orden alguno. Sonidos, colores, olores, sabores, texturas que se multiplican hasta el infinito, recuerdos que no se olvidan, que se amontonan en este presente que lo rodea. Estímulos, sentimientos, emociones, sensaciones que se evocan irrefrenablemente unos a otros, sin orden, sin control. Imagine que ni siquiera es capaz de determinar dónde inician o terminan las cosas, los eventos que se le presentan en una forma constante y continua perdiéndose en un tiempo del cual no tiene conciencia clara; e incluso más allá, no es usted capaz de discernir donde inicia y termina usted mismo; su propia voz le es extraña, agresiva, ajena, irreconocible.

En su mente se encuentran agolpadas infinidad de palabras que carecen de un significado, que le evocan recuerdos que no siempre coinciden con los de aquellos otros que le rodean. Imagine que ha perdido la capacidad de comunicarse, que el lenguaje le ha abandonado, que las expresiones propias, que los gestos dejan de tener sentido para usted y para los otros. Piense por un momento que intenta comunicarse con aquellos que ama y no tiene en sí los conceptos para hacerlo, imagine la desesperación que esto le produce, ¿qué sentiría si de pronto fuera incapaz de decir "te amo mamá"?, o que en lugar de ello surjan palabras sin sentido; o gritos que espanten a su interlocutor.

Y si a todo lo anterior le quitamos la posibilidad de reír, de llorar… que la risa sólo tenga cabida en los momentos de mayor soledad, cuando en medio del caos que lo abruma las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, semana tras semana, mes tras mes… así toda la vida; y sólo en un minuto perdido en la madrugada pudiera reír sin temor, tras mucho esfuerzo. Piense en cómo se sentiría con todo lo dicho y además ver que las personas a su derredor no lo entiendan, es más, que malinterpretan sus reacciones.

¿Cómo se sentiría al ver que los demás se apartan por suponer que usted ama la soledad más que nada? Imagine sus sentimientos al darse cuenta que cuando por fin, tras mucho esfuerzo, logra articular una oración y ésta no refleja para nada lo que usted pretende decir. El percibir, en medio del caos en que se encuentra, la extrañez de los otros ante la repetición que hace una y otra vez de la misma pregunta, sin entender que lo hace no porque no comprenda, sino porque está luchando en su interior por encontrar la respuesta adecuada.

El ser reprendido una y otra vez por hacer cosas que le han repetido que no debe hacer ya tantas veces y de tantas formas, y que simplemente no puede evitar hacer, que escapa de sus posibilidades… piense, ¿qué haría si estuviera atrapado en un mundo en el cual es incapaz de comunicarte?

Ahora, piense que todo lo dicho es una realidad que viven y a veces padecen miles de niños, que desconciertan y abruman a familias enteras.

La primera vez que yo me enfrente ante el autismo fue hace algunos años, cuando asesoré una tesis elaborada por un par de diseñadoras quienes desarrollaron un sistema de comunicación para niños autistas. Tras esta primera experiencia, en mi andar he coincidido con algunos niños autistas y he tenido la fortuna incluso de jugar con ellos y quizá lo más mágico, al final, es que esos pequeños me extendieran la mano para decir adiós, o decir gracias, o simplemente para establecer un contacto que dejó en mí un recuerdo imborrable.

Esta semana, la vida me ha regalado un libro extraordinario, este caprichoso y omnipresente azar ha traído a mis manos La razón por la que salto de Naoki Higashida, joven poeta, novelista y ensayista japonés nacido en Kimitsu en 1992. Naoki Higashida padece autismo severo, el cual le fue diagnosticado en 1998 a la edad de cinco años, hecho que no le ha impedido escribir su historia, esto gracias a su madre y su cuidadora, quienes crearon una tablilla alfabética cuyas letras y palabras pudieron al ser señaladas por él, componer poco a poco las frases y los párrafos que componen sus libros.

En La razón por la que salto, Naoki Higashida responde a una serie de 58 preguntas que permiten al lector aproximarse a la forma que tiene de ver, entender y afrontar el mundo. Naoki nos explica por qué no mira directamente a los ojos de la gente, por qué habla de un modo tan extraño, por qué necesita que le realicen la misma pregunta muchas veces, por qué le disgusta que todo el mundo piense que prefiere la soledad a la compañía, por qué tarda tanto en responder, por qué se tapan los oídos… en sus respuestas, rompen muchos de los tópicos que la sociedad piensa sobre el autismo.

Naoki Higashida es autor de más de veinte libros y mantiene un blog en el que escribe con regularidad. A pesar de su dificultad para comunicarse, ha conseguido dar charlas sobre autismo en Japón con el propósito de hacer esta condición más presente y reconocible en la sociedad.

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El Siglo de Torreón / 28 de abril de 2016 4:05am

martes, 26 de abril de 2016

Logran probar la principal teoría de Stephen Hawking recreando unagujero negro en laboratorio

Logran probar la principal teoría de Stephen Hawking recreando unagujero negro en laboratorio

Carlos Zahumenszky

En 1974, Stephen Hawking postuló la existencia de un tipo de radiación que nace en el horizonte de sucesos de los agujeros negros. La teoría es revolucionaria, pero nunca se había podido probar hasta ahora. Un equipo de físicos asegura haber demostrado la existencia de la radiación de Hawking mediante el equivalente a un agujero negro de laboratorio.

Una teoría revolucionaria

La radiación de Hawking tiene su origen en una visita del célebre físico a Rusia, donde dos científicos llamasdos Yákov Zeldóvich yAlekséi Starobinski le demostraron que, por el propio funcionamiento de la mecánica cuántica, los agujeros negros deberían crear y emitir partículas.

La propuesta era problemática porque, según las leyes de la física de la época y los propios cálculos de Hawking, los agujeros negros no podían perder masa y hacerse más pequeños. El físico revisó todos sus cálculos y llegó a la conclusión de que Zeldóvich y Starobinski estaban en lo cierto. La propuesta de Hawking para explicar la propuesta de sus colegas rusos es lo que hoy se conoce como radiación de Hawking. La hipótesis parte de la existencia de fluctuaciones cuánticas en el vacío que surgen como consecuencia del principio de incertidumbre de Heisenberg. Estas fluctuaciones crean pares de materia-antimateria que desaparecen tan pronto como nacen.

Sin embargo, cuando estos pares nacen en el horizonte de sucesos de un agujero negro, la intensa gravedad hace que esos pares de partículas virtuales se hagan reales. En ese caso, una de las partículas es absorbida por el agujero negro, y la otra se emite hacia el exterior, llevándose consigo parte de la energía del agujero negro. La hipótesis es tan revolucionaria que si resultara ser cierta sacudiría las bases de la física tal y la conocemos. El problema es que la radiación que Hawking predijo hace ya más de 40 años es tan tenue que es imposible de medir con los instrumentos actuales en agujeros negros que están a años luz de distancia.

Agujeros negros de sonido

Un estudio publicado por Jeff Steinhauer de la Universidad Technion en Haifa, Israel, cree haber dado con la solución que corrobora la radiación cuántica de Hawking. Para ello, Steinhauer y su equipo han recreado el equivalente a un agujero negro, pero empleando sonido en vez de luz. Tras enfriar helio justo por encima del cero absoluto y batirlo a altas velocidades han logrado crear una barrera infranqueable para el sonido. Este “agujero negro” ha comenzado a emitir partículas cuánticas de sonido de la misma manera en la que Hawking predijo que lo hacen sus homónimos estelares.

El experimento aún no ha sido corroborado de forma independiente, pero ya ha logrado llamar la atención de toda la comunidad de físicos. Además, no es el único que asegura haber encontrado indicios de que Hawking está en lo cierto. Simultáneamente, un segundo estudio publicado en Physical Review Letters asegura haber corroborado la radiación de Hawking de otra manera.

Chris Adami y Kamil Bradler de laUniversidad del Estado de Michiganaseguran haber desarrollado un modelo matemático que explica uno de los mayores problemas que tiene la radiación de Hawking a lo largo del tiempo: la pérdida de información cuántica.

Interpretación artística de un agujero negro. Imagen: Wikimedia CommonsA dónde va lo que un agujero negro absorbe

Si Stephen Hawking está en lo cierto, los agujeros negros pierden energía paulatinamente, se hacen más pequeños y llegan a esfumarse por completo con el paso del tiempo. El problema es qué pasa entonces con toda la información cuántica de lo que el agujero negro se ha tragado.

La relación entre el agujero negro y su campo de radiación de Hawking aún no ha podido explicarse porque nos falta una pieza esencial, una teoría unificada de la gravedad cuántica. Adami y Bradler no han formulado esa teoría, pero han creado un modelo mediante superordenadores que reproduce la evolución de un agujero negro en el tiempo y han descubierto que la información cuántica, tarde o temprano, es emitida al exterior.

El hallazgo es un paso importante hacia la formulación de una teoría de la gravedad cuántica y supondría también reconocer que la hipótesis de Hawking era cierta. Para la física, es la antesala de llegar a entender cómo funciona el universo. Para Hawking podría ser obtener por fin el reconocimiento de un premio Nobel. [Technion y Physical Review Letters vía The Times]

domingo, 24 de abril de 2016

Encontraron la antimemoria pero ¿sabes qué es?

Encontraron la antimemoria pero ¿sabes qué es?

Dalia Ventura
BBC Mundo

Un colega me contó esta semana que encontraron la antimemoria.

Para ser sinceros, yo ni siquiera sabía que la estaban buscando, pero su nombre me cautivó, así que leí con interés el artículo publicado por la Universidad de Oxford para averiguar de qué se trataba el hallazgo del equipo de neurocientíficos que estuvo trabajando allá.

Afortunadamente, Helen Barron, líder del equipo, ilustró la idea con una manzana y un pepino, así que pude formar no sólo una versión muy simplificada de lo que habían logrado, sino también la opinión de que era muy interesante.

Sin embargo, sospechando que me faltaba mucho por entender, me comuniqué con ella.

Primero, mi mamá

"Imagínate que te pido que me hables de la última vez que viste a tu mamá", me dijo Barron, trayendo a mi mente inmediatamente el recuerdo de esa ocasión.

"En tu memoria hay muchos recuerdos de encuentros con tu madre, así que es importante que no confundas todos esos momentos".

Lo que el equipo de investigación presentó es el mecanismo que permite la separación entre los diferentes recuerdos relacionados que tienes guardados en tu cerebro para que no vengan todos al mismo tiempo a la cabeza.

"Nosotros partimos de que debe haber inhibidores que están silenciando los recuerdos cuando no los necesitas", explica la neurocientífica.

Hipertimesia: la bendición y la maldición de las personas que recuerdan cada detalle de su vida

La manzana y el pepino

Imagínate ahora que por primera vez hoy aprendes que el pepino es una fruta como lo es la manzana.

Ya conocías tanto el pepino como la manzana pero ahora hay algo que los asocia.

En tu cerebro, se forman entonces unas conexiones entre ambas frutas que te permiten aprender y recordar esa asociación.

"Con la excitación de esas conexiones, hay más actividad en el cerebro".

Y si piensas que los recuerdos, básicamente, son impulsos eléctricos, "ese exceso de actividad introducido recientemente necesita ser silenciado, para evitar que la red se desestabilice".

De no ser así, cada asociación aumentaría más y más la excitación, hasta llegar a un estado muy similar a un ataque de epilepsia, en el que se observa una estimulación desbocada.

De manera que, aunque un cerebro saludable no está constantemente en un estado de equilibrio perfecto -particularmente cuando aprendemos algo y las conexiones entre las neuronas excitadoras se refuerzan-, ese equilibrio tiene que ser restaurado.

Equilibrio mental

La hipótesis de Barron, derivada de su labor teórica y los resultados recientes de experimentos con ratones, era que esas conexiones excitadoras se equilibraban con unas conexiones inhibidoras igual de fuertes, que eran réplicas de memorias, por lo que las describió como antimemorias.

Estas "permiten que se puedan guardar los recuerdos y que puedas acceder a ellos cuando sea conveniente pero también silencian su expresión en momentos inconvenientes".

No sólo se crean vínculos para recordar lo aprendido sino también réplicas para inhibirlo mientras no los necesitemos.

En mi versión simplificada, cada vez que veas un pepino, lo puedes usar como vegetal en tu ensalada, sin tener que recordar que es una fruta como la manzana, pues en ese momento no es relevante. Pero eso no quiere decir que ya no recuerdas lo aprendido.

"Es un mecanismo para reforzar la estabilidad,no un mecanismo para ayudar a olvidar", aclara Barron.

¿Cómo hicieron para identificar la antimemoria?

"De atrás para adelante", le dijo a BBC Mundo Barron. Y con una poderosa máquina.

No recordar también es importante.

La máquina

En el Centro de Resonancia Magnética Funcional del Cerebro (FMRIB) de la Universidad de Oxford hay un escáner de IRM cuyos imanes tienen una fuerza de 7 Tesla.

Para darnos una idea, 1 Tesla es cerca de 20.000 veces la fuerza del campo magnético de la Tierra y la fuerza de los escáneres médicos en general es de 1,5 Tesla.

Con todo ese poder, los neurocientíficos pudieron lograr imágenes de la actividad cerebral mucho más detalladas.

Los seres humanos

Lo que hicieron fue enseñarle a los voluntarios pares de formas, que en la vida real no están asociadas.

"Cuando vinculábamos la forma A con la B, veíamos actividad cerebral relacionada con la A y luego con la B. Al repetir la exposición al estímulo, la actividad en esa área del cerebro decrecía. Analizando el efecto con diferentes estímulos, identificamos dónde se guardaban las memorias".

"24 horas más tarde, esas asociaciones entre las formas se habían silenciado".

Image copyrightTHINKSTOCKImage caption¿Se les olvidó?

Quizás las habían olvidado.

Sin embargo, ¿qué tal si lo que había pasado más bien era que el cerebro se había equilibrado?

Usando pequeñas cantidades de corriente eléctrica para modular la actividad inhibidora en el cerebro, la redujeron.

Si su teoría era correcta, eso reduciría el efecto de las conexiones inhibidoras en la memoria y los voluntarios volverían a recordar las asociaciones entre las formas.

Las ventajas de perder la memoria

Y eso fue exactamente lo que pasó: las memorias silenciosas fueron desenmascaradas.

Y, gracias a Barron y a su equipo, quienes no sabíamos de la antimemoria hasta ahora, pero nos había cautivado su nombre, acabamos de introducir lo que aprendimos sobre ella en nuestro cerebro, para que permanezca ahí.

La misma antimemoria se encargará de que no la recordemos hasta que la volvamos a necesitar.

jueves, 14 de abril de 2016

Saliendo del cascarón

Imágenes / Saliendo del cascarón

Raúl Humberto Muñoz Aragón

El cielo siempre ha fascinado a la humanidad, desde los tiempos más remotos iniciando en la prehistoria, en la que en solitario, en torno a una fogata hombres y mujeres contaban las historias del día y soñaban con aquellas que se escribían en esas infinitas fogatas con las que se cubrían los cielos.

En esta observación del cielo y de lo que ahí ocurría, envueltos en el asombro que ello generaba en su imaginería asirios, babilonios, caldeos, sumerios, egipcios, chinos, indios, griegos, olmecas, incas y mayas, que entre muchos nos legaron los primeros conocimientos sobre ese todo llamado Universo, haciendo de él el hogar de dioses, monstruos, dragones, gigantes que surgieron de un caos primero predecesor de otro más ordenado que daría origen a todo lo que hoy nos rodeaba.

La imaginación de los pueblos del mundo iría dándole sentido a esa majestuosidad del cielo, los incas se consideraban descendientes del Sol, los aztecas adoraban a Huitzilopochtli, símbolo del Sol que amanecía cada mañana tras enfrentarse con sus hermanas, las estrellas y la Luna. Los babilonios consideraban a la Tierra como una inmensa montaña hueca sumergida en los océanos, bajo los cuales moraban los muertos. Las tribus de la India creían que la Tierra era una enorme bandeja de té que reposaba sobre tres inmensos elefantes, los que a su vez estaban sobre el caparazón de una tortuga gigante. Para los antiguos egipcios, el cielo era una versión etérea del Nilo, por el cual Ra navegaba de este a oeste todos los días.

De aquellos mitos, surgiría la idea fantástica de viajar fuera del planeta, ya en el primer siglo de nuestra era el filósofo griego Plutarco contaba en "De facie in Orbe Lunae" la historia de un pueblo que conocía el camino hacia la Luna; Luciano de Samosata escribió el relato "Historia verdadera", donde se narraba de un viaje al satélite natural de la Tierra incluyendo en el mismo la presencia de los selenitas. Tras de ellos hay una gran lista de escritores, filósofos y pensadores que soñaron con viajar allende las fronteras de nuestro planeta, entre ellos, el mismísimo Johannes Kepler, que en "Somnium" imagina el tan anhelado viaje a la Luna por un grupo de espíritus, o Julio Verne con su novela "De la Tierra a la Luna" de 1865, todo esto hasta llegar a Konstantin Tsiolkovski, físico ruso, quien se planteó seriamente en 1895 la posibilidad de realizar viajes espaciales.

Mucho el hombre soñó, mentes e ideas a lo largo de la historia se fueron conjugando hasta que el miércoles 12 de abril de 1961, Yuri Alekséyevich Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio, esto en la nave Vostok 3KA-3, en una travesía que duró 108 minutos partiendo del cosmódromo de Baikonur y aterrizando en el pueblo de Smelovka, donde la campesina Anna Tajtárova y su nieta Rita lo encontraron tras su retorno a tierra firme tras alcanzar una altura de 357 km.

Después Yuri Gagarin, en poco menos de un mes, sería Alan Barlett Shepard Jr., astronauta estadounidense, en viajar al espacio en un viaje suborbital a bordo de la cápsula de la nave Mercury, el cual duró quince minutos alcanzando una altura de 187 km.

Con ellos vendría una larga lista compuesta de 119 cosmonautas, 326 astronautas, 10 taikonautas (como se le denomina a los astronautas chinos, siendo el primero Yang Liwei quien realizó su viaje el 15 de octubre de 2003), 75 astronautas internacionales (incluyendo al mexicano Rodolfo Neri Vela, quien participó como especialista en la misión STS-61-B del transbordador espacial Atlantis, la cual inició el 26 de noviembre de 1985 y culminaría el 3 de diciembre del mismo año), así como 9 turistas espaciales, sumando un total de 539 hombres y mujeres que han dejado por un tiempo el planeta para aventurarse en el espacio, en ese sueño tantas veces soñado por la humanidad.

Un lugar especial en esta lista lo ocupa Valentina Vladimirovna Tereshkova, ingeniera rusa, que se convertiría en la primera mujer en viajar al espacio exterior, hecho que realizó el 16 de junio de 1963 a bordo de la Vostok 6 a la edad de 26 años. Por su parte, los Estados Unidos enviarían a la primera mujer norteamericana hasta 1983, Sally Kristen Ride. Hasta la fecha, de los 539 viajeros espaciales sólo 56 han sido mujeres, poco más del diez por ciento… vaya el dato para abonar a una equidad aún muy lejana.

De aquel 12 de abril de 1961 al día de hoy, han pasado 55 años desde que el hombre salió por primera vez del cascarón; hoy estamos planeando viajes para volver a la Luna, llegar por primera vez a Marte, hasta idear la Métrica Alcubierre (desarrollada por el físico mexicano Miguel Alcubierre Moya en 1994), la cual hace posible de manera teórica viajes a velocidades superiores a la de la luz sin contravenir la Teoría de la Relatividad. Los sueños del hombre son tan grandes que hoy algunas mentes en el mundo están pensando en las posibles formas de salir del Universo mismo.

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Cia. Editora de la Laguna S.A. de C.V. 2016

sábado, 9 de abril de 2016

El infierno es amor

Imágenes/ El infierno es amor

Raúl Humberto Muñoz Aragón

A Óscar Chávez… gigante entre gigantes.

“…el infierno es amor tan eterno, el infierno es amor…” mágica conjunción de palabras que nos habla del México que nos rodea, que nos compone, que nos conforma y define. Canción emblemática de un siglo XX tan pleno de música como ha sido una constante en este País nuestro compuesto por canciones, por sonidos y silencios, por múltiples voces que desnudan el alma, que son el espíritu mismo de una Nación plena en diversidad y que aún se encuentra en pañales en el concurso de las naciones.

En esta canción de Óscar Chávez se cumplen a cabalidad las palabras de Manuel Machado, esas que dicen que “Hasta que el pueblo las canta, || las coplas, coplas no son, || y cuando las canta el pueblo, || ya nadie sabe el autor.” Y ocurre que a veces el pueblo las hace tan suyas que se toma algunas licencias que solo contribuyen al engrandecimiento del autor. Esto ocurre en “Por ti”, nombre con el que a final de cuentas se conoce a “El infierno es amor” quizá una de las canciones más bellas en esta historia nuestra, pues a fin de cuentas el mexicano canta, y lo hace siempre. Desde nacer la música se torna en una compañera permanente, en sus nanas nos llevan a los sueños haciéndonos uno con la voz de mamá y nunca dejará de acompañarnos durante la vida y al partir, en el ocaso, siempre habrá unas notas que nos lleven allende la vida.

Vida que se compone de canciones, de música que nutre los sentidos, que alimenta alma y espíritu con fragmentos de nuestra historia. Amor, odio, alegría, tristeza, añoranza, júbilo; bienvenidas y despedidas; adioses, desamores, sueños, quimeras, utopías; todo cabe. Con tequila, con tierra húmeda, con atardeceres y sin ellos; todo y nada juegan en el ritmo de una canción camino a un corazón.

Vida y muerte en sincronía con el caos nuestro de cada día, mismo que le da sentido al quehacer diario, convirtiendo los colores del arcoíris en monocromías que traen siempre los sueños de ayer; transforma los grises en danza multicolor que hace bailar a los sentidos en la letra de una canción ha de llevarnos al hogar, a la casa donde inició este camino que a veces cansa. Con la música encontramos nuevamente las rebeldías que en la adolescencia nos hicieron saber que siempre hay un compromiso con los otros, con aquéllos que comparten nuestro mundo, nuestro tiempo.

Una melodía nos trae el amor que nos inicia nuevamente a la vida; nos regala una lágrima que nos remonta a una canción que se torna en una dulce amargura que fortalece el corazón, que nos regala la presencia y la ausencia del mar, del cielo, donde la amargura nos sigue y la seguimos, donde estar muerto de amor se convierte en una canción que nos arrastra a la vida.

Una canción es un camino para encontrarnos nuevamente, para coincidir en este andar haciendo que la nostalgia se convierta en poesía que al cantarla nos trae de regreso a ese que fuimos algún día. Es un grito al infinito que nos trasciende, es nuestra herencia más preciada, el mejor legado que hemos de hacer. El canto es la voz del espíritu con el que encontramos a Dios y al diablo.

Es la voz de un pueblo donde se encuentran las coplas que le impulsan a luchar, a luchar siempre. Voz que retumba en la historia de cada nación, que nos personaliza, que nos da la identidad que es nuestra presentación ante todos “ellos”, los “ellos” del mundo que también nos cantan, construyendo réplicas que dan el ritmo a cada tiempo.

La vida corre en el ritmo de un danzón, en el lamento de un canto cardenche, con la pasión de un mariachi, en el desgarro de un tango, en el júbilo de una tarantela. Es la sinfonía del Universo, esa que inició en un remoto Big Bang hacedor de todo lo visible e invisible.

Y en este quehacer musical, en este canto a la vida y de la vida, se encuentra y destaca uno de los grandes gigantes de la música mexicana y universal, Óscar Chávez, cantor, actor, compositor y Caifán de caifanes; “El Estilos” de aquella película en la que Julissa, Enrique Álvarez Félix, Sergio Jiménez, Ernesto Gómez Cruz y Eduardo López Rojas nos llevan por las calles de la Ciudad de México, que entre música y poesía nos retrata la vida nocturna de la Capital Mexicana, filme que este año cumple sus primeros cincuenta años; trovador que es capaz de andar “fuera del mundo” como nadie antes, buscando, encontrando y llevando querencias, recordándonos de aquella que murió de amor. Haciendo que la vida sea más grata y plena en compañía de sus canciones y su voz.

Que sin duda Violeta Parra, en ese Allá donde se encuentre, hoy canta “gracias a la vida por Óscar Chávez”.

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domingo, 3 de abril de 2016

Los siete hermanos que se criaron con 20.000 libros

Los siete hermanos que se criaron con 20.000 libros

Un arqueólogo entre los guerreros de Xian, una paleoantropóloga en el Cáucaso, un pediatra en Kazajistán... Los Martinón Torres despuntan tras crecer en una biblioteca

MANUEL ANSEDE
3 ABR 2016 - 04:20CDT

“Todas las personas mayores fueron primero niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”, proclama la primera página deEl Principito. Su autor, el aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, puntualizaba que existían excepciones a esta regla del olvido: adultos que recuerdan aquella época —su infancia— en la que en vez de un sombrero veían una boa digiriendo un elefante. Los siete hermanos Martinón Torres, nacidos por separado en Ourense entre 1971 y 1982, son de esas pocas “personas mayores” que evocan su niñez vívidamente. Y su memoria señala hacia un mismo lugar mágico: la biblioteca de sus padres.

“Los siete hermanos crecimos con la naturalidad de que la biblioteca fuera la mayor habitación de la casa. Allí había unos 20.000 libros, con dos o tres capas de volúmenes en cada estante”, rememoraMarcos Martinón Torres, de 38 años y catedrático de Arqueología en el University College de Londres. De niño, vivía aventuras épicas sin alejarse de los anaqueles. Hoy, su vida transcurre entre los guerreros de terracota de Xian, en China, y las estatuas de oro precolombinas de los alrededores de Bogotá, en Colombia. Su objetivo es identificar a los artistas individuales que parieron estas obras: sacar del anonimato a los picassoschinos y americanos.

La biblioteca era la mayor habitación del piso de los Martinón Torres en Ourense

Aquella biblioteca de un piso de Ourense repleta de epopeyas de papel se convirtió en una fábrica de cerebros dedicados a la ciencia. Marcos, el arqueólogo, es el quinto hermano, nacido en 1977. María, de 1974, es investigadora en los yacimientos de Atapuerca (Burgos) y una de las principales expertas en evolución humana del mundo. Federico, el hermano mayor, de 1971, es uno de los pediatras más citados de España y una referencia en vacunación infantil en Europa. Y, así, suma y sigue toda la familia.

“En mi casa había veneración por los libros, como fuente de entretenimiento, de conocimiento, de consuelo”, recuerda María Martinón Torres, cuyos estudios de fósiles asiáticos están reescribiendo la prehistoria del ser humano. Hace unos meses, anunció el hallazgo de los restos de 47 personas en la cueva de Fuyan, en el sur de China. Eran Homo sapiens fallecidos hace más de 80.000 años y demostraban que nuestra especie estaba en Asia mucho antes de lo que se pensaba.

María creció fascinada por las aventuras de Sherlock Holmes y los libros de Julio Verne. Luego, su propia vida se convirtió en ocasiones en una odisea. En 2007, la paleoantropóloga se encontraba en Tiflis (Georgia), estudiando fósiles humanos de 1,8 millones de años hallados en el Cáucaso, cuando los aviones rusos comenzaron a bombardear la capital georgiana. La investigadora logró huir en el último avión que despegó de la ciudad. Poco después, un misil convirtió en escombros una de las pistas del aeropuerto.

Martinón Sánchez, bibliófilo y jefe del departamento de Pediatría del Hospital de Ourense hasta su reciente jubilación. La madre es Georgina Torres, melómana y enfermera hasta que lo dejó para criar a sus hijos. “Nuestros padres nunca nos dijeron lo que teníamos que hacer. Nos dieron los medios para tener curiosidad intelectual. Yo quise ser arqueólogo desde muy pequeño, porque estaba expuesto al arte y a la historia sin salir de casa. Ni siquiera pasé por la fase de querer ser futbolista”, explica Marcos.

Las investigaciones del arqueólogo, en ocasiones, han servido para reescribir los libros de historia que tanto le gustaba hojear de pequeño en la biblioteca de sus padres. Marcos dirigió la tesis doctoral del primer proyecto arqueológico en Ruanda después del genocidio, que en 1994 dejó 800.000 muertos, muchos de ellos a machetazos en la cabeza. “Los ruandeses creían que su industria del hierro la habían llevado los europeos. Nosotros demostramos que esas tecnologías estaban allí 2.000 años antes de que llegaran los europeos. Es un ejemplo de cómo la arqueología puede solucionar una historia tergiversada”, aplaude Marcos.

El hermano mayor, Federico, sí siguió los pasos de su padre. Y los de su abuelo, Federico Martinón León, otro pediatra de Ourense. De niño, se sumergía en los miles de artículos médicos de la biblioteca, subrayados del primero al último. “A mí me gustaba lo que hacían, pero nunca hubo presión para que me dedicara a la pediatría”, afirma. El joven Federico Martinón Torres, sin embargo, se licenció con el premio nacional al mejor expediente académico. Hoy lidera el Grupo de Investigación en Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría (GENVIP), un equipo de una veintena de científicos en Santiago de Compostela que lucha con nuevos enfoques contra enfermedades infantiles.

“En medicina, si no estudias estás abocado a la mediocridad. Pero, sobre todo, tus pacientes estarían abocados a la mediocridad de su médico”, esgrime. Federico, colaborador de la Organización Mundial de la Salud en brotes epidémicos, fue testigo en las estepas de Kazajistán de los efectos letales del sarampión en personas no vacunadas. “He visto a niños morir por enfermedades prevenibles con vacunas, así que no soporto ver aquí en España a energúmenos antivacunas sin base científica que no son conscientes del daño que hacen”, lamenta.

Como Federico, la pequeña de los siete hermanos, Nazareth, de 33 años, también es pediatra. Acaba de recibir el premio extraordinario de la Universidad de Salamanca por su tesis sobre las bases genéticas de la enfermedad meningocócica, una infección bacteriana de las membranas que rodean al cerebro. Si no se trata, como ocurre muchas veces en los países del África subsahariana, el mal es mortal en el 50% de los casos. La enfermedad hace estragos a lo largo del llamado cinturón de la meningitis, que recorre el continente africano de costa a costa, desde Senegal hasta Etiopía. En esa franja, los vientos polvorientos de la estación seca se alían con el frío nocturno para facilitar las infecciones bacterianas y se desencadenan epidemias, en ocasiones letales.

“Donde hay mayor incidencia es en el cinturón de la meningitis, pero la enfermedad meningocócica también es la primera causa de muerte por infección en niños en los países desarrollados”, advierte Nazareth. Su investigación señala a determinadas regiones de nuestros genes que influyen en que una persona muera por la infección mientras que otra sale indemne. Ahí pueden esconderse claves para salvar vidas.

La segunda hermana Martinón Torres, Georgina, nacida en 1972, es geriatra en el Hospital General Universitario de Ciudad Real y miembro de la red Cochrane, una organización sin ánimo de lucro que agrupa a más de 37.000 investigadores de 130 países para producir información sanitaria creíble y libre de patrocinios comerciales. Georgina también defenderá en los próximos días su tesis doctoral, dedicada a la vejez en la obra pictórica de Velázquez. “Lo elegimos porque es el mejor retratista de todos los tiempos”, explica Georgina. Habla en plural porque su director de tesis es su propio padre, “un médico humanista total”, en sus palabras.

Con ojos de geriatra, Georgina ha analizado cuadros de Velázquez comoVieja friendo huevos o Cristo en casa de Marta y María, ambos pintados alrededor de 1618 y presuntamente con la misma modelo: la suegra de Velázquez. “En los cuadros de Felipe IV se aprecia muy bien su proceso de envejecimiento. Se deprimió por el ocaso del imperio español y Velázquez lo reflejó en sus cuadros”, detalla Georgina, que ha escrito su tesis en sus ratos libres y, cómo no, en la biblioteca de sus padres.

Mateo, el hermano de 1975, es informático y trabaja como gestor en una empresa de alimentación en Santiago de Compostela. Y Lucas, de 1980, ha salido el hermano más de letras. Es periodista: director general de comunicación de la Xunta de Galicia. Con 27 años, Lucas ya escribía los discursos de Alberto Núñez Feijóo, hoy presidente gallego. La prensa local le comparó con Jon Favreau, el joven que escribía los discursos de Barack Obama. El éxito de los siete hermanos no se debe solo a aquella biblioteca, según bromea Federico: “Tener una familia numerosa te aviva. Porque sabes que si quieres repetir postre tienes que ser más rápido y más vivo que tus seis hermanos”.

LETRAS, CIENCIAS Y MOMIAS DE NIÑOS INCAS

“La biblioteca de mis padres era un sitio cálido, lleno de libros, donde todos los hermanos queríamos estar, aunque fuera para leer un cuento”, recuerda el pediatra Federico, el mayor de los siete Martinón Torres. Entre los más de 20.000 volúmenes de su biblioteca se encontraban incunables, obras médicas y primeras ediciones de grandes clásicos. Letras y ciencias entreveradas en pilas de libros que llegaban hasta el techo. “Aprendimos la permeabilidad entre las diferentes ramas del conocimiento”, apunta Marcos, el hermano arqueólogo en el University College de Londres. “Si cogías de un estante un libro de medicina del siglo XVII, aprendías medicina, pero también historia y arte”, explica.

Ese mestizaje de conocimientos se nota en el trabajo diario de los siete hermanos. Por ejemplo, en el de Federico. De vez en cuando cuelga la bata de pediatra del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y se atreve con pacientes insólitos, como la momia de un niño de 7 años asesinado por los incas hacia el año 1500. El ADN del chico, sacrificado a los dioses a 5.300 metros de altura en el Aconcagua, confirmó que los primeros americanos llegaron al continente hace unos 15.000 años. El estudio del equipo de Federico, publicado en noviembre en la revista Scientific Reports, fue la primera vez que se leía el genoma mitocondrial entero de una momia americana. “Desde niños hemos visto a nuestros padres leer y estudiar más allá de su jornada laboral. Nos dieron el ejemplo a seguir, la inspiración y los medios necesarios: los libros”, sostiene.

EL PAÍS. http://elpais.com/elpais/2016/04/01/ciencia/1459533142_811921.html

viernes, 1 de abril de 2016

...y el hombre dijo

Imágenes / ...y el hombre dijo

Raúl Humberto Muñoz Aragón, 31 de marzo de 2016 11:14am

Durante el verano de 1816, Mary Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley hicieron una visita a su amigo Lord Byron a la Villa Diodati en Suiza. En esta visita y tras leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron retó a sus invitados a componer, cada uno, una historia de terror. De ese reto, Mary concibió una idea que sería el germen de la que es considerada la primera historia moderna de ciencia ficción y una excelente novela de terror gótico: Frankenstein o el moderno Prometeo.

En la obra de Mary Shelley -de la cual se cuentan tres versiones desde la original de 1817 a las de 1818 y 1831- se ve reflejado uno de los grandes anhelos del hombre, la creación de vida. En Frankesntein, Shelley recupera en cierta forma el mito del Golem, del cual podemos encontrar las primeras referencias en el Talmud y en la Torá. En ellas, se menciona al profeta Jeremías como el creador del primer Golem, el cual es de acuerdo con la mitología judía, un ser animado fabricado a partir de materia inanimada (normalmente barro, arcilla o un material similar). A partir de ahí, se reflejará en un gran número de historias en las que incluso se menciona incluso al propio Abraham como creador de almas para llevarlas con él a la Tierra Prometida, atribuyéndosele la autoría de un libro en el que se contienen las diversas fórmulas mágicas para su creación.

Así hasta llegar al mito más famoso del Golem, el cual cuenta que en el siglo XVII el rabino Low ben Bezalel (el Maharal de Praga), cogió arcilla y agua del río Vltava (Moldava) modelando una figura humana a la cual le dio vida. Creó de este modo el famoso Golem de Praga con el fin de liberar a su pueblo de los enemigos de Israel aunque, finalmente, la creación se volvió en contra de su creador y de su pueblo, lo mismo que sucedería más tarde con la criatura de Frankenstein.

La creación del Golem o de Frankenstein es un reflejo por los afanes del hombre por comprender la vida y sobre todo por convertirse a su vez en creadores de ella, poderes que algunas tradiciones colocan incluso a Santo Tomás de Aquino, a quien se le atribuían poderes creadores, o al Papa Silvestre, quien hacia el año 1000 habría creado a una mujer androide para hacerle compañía. Posteriormente, la alquimia también se sintió interesada por estos aspectos de la creación, siendo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso uno de ellos y quien trató de dar vida al primer bebé de probeta.

El camino y las intenciones del hombre sobre alcanzar el nivel de creadores de vida llegan a nuestros días, donde la Inteligencia Artificial es un ejemplo de cómo continuamos con el viejo sueño de los judíos que partieron rumbo a Babilonia y que dejaron en el Talmud este afán.

Y aun sigue, el pasado 24 de marzo, en una nota de El País, se hace referencia a la creación de vida artificial por un grupo de científicos norteamericanos liderados por el Nobel de Medicina Hamilton Smith y Craig Venter, quizá el mayor experto en biología sintética del mundo, quienes anunciaron la creación de una bacteria sintética conformada por 473 genes, convirtiéndolo en el genoma más pequeño para existir y reproducirse.

Venter ha sido un ferviente defensor de que el ADN puede ser visto como un programa de computadora en el cual el genoma sería el sistema operativo que hace posible que un organismo funcione y se reproduzca; a partir de esta premisa, Venter se propuso como uno de sus objetivos el de reescribir el código usando un ordenador para diseñar nuevas formas de vida y luego producir su genoma en el laboratorio mezclando los cuatro componentes bioquímicos básicos del ADN; el resultado de esto es trasplantado en una célula vaciada de todo su contenido genético forzando que ésta se reinicie y comience a existir de acuerdo con una nueva programación.

Ya en 2010, Venter anunció la creación de la primera forma de vida con genoma sintético, ésta era una bacteria que llevaba codificado en su ADN todo lo necesario para vivir, además de varias direcciones de correo electrónico y una frase premonitoria de James Joyce: "vivir, errar, caer, intentar y, después, crear vida a partir de la vida". Esto último como una medida de seguridad para poder distinguirla de formas de vida naturales en caso de fuga o escape. El propósito de estas creaciones es el diseño de vida a la carta, creando microbios con genomas programados para realizar funciones como producir fármacos o combustible por un precio irrisorio y con mayor eficiencia que los métodos actuales.

Esta nueva bacteria fue nombrada JCVI-syn3.0 y tiene la capacidad de dividirse cada tres horas -cinco veces más rápido que sus contrapartes naturales- pero cabe mencionar que son más vulnerables y sólo pueden sobrevivir en un cultivo de laboratorio compuesto por azúcar y otros nutrientes, ya que su genoma no está preparado para adaptarse como lo hacen el resto de seres vivos del planeta.

Habrá que ver qué caminos recorrerá la vida sintética creada en los laboratorios del mundo.