miércoles, 16 de julio de 2008

Ideas sobre la Pedagogía moderna
Raúl Humberto Muñoz Aragón

La educación ha girado siempre por derroteros naturales, imponiéndose conforme se da el desarrollo de las grandes sociedades, satisfaciendo los requerimientos que cada cultura necesita de acuerdo con su grado de desarrollo.

La pedagogía, por su parte, ha caminado a la saga de dicho proceso, construyendo los elementos necesarios para sintetizar adecuadamente el desarrollo de la educación, esto con el objetivo de lograr el éxito en la misión educativa, con el firme propósito de alcanzar nuevos estadios de desarrollo.

La pedagogía ha transitado por diferentes prioridades que son el reflejo de las necesidades y grados de madurez de una sociedad. Navegando por las ideas en un continuo andar que ha determinado su hacer. Estas necesidades le han impuesto los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje que han determinado las diferentes estrategias implementadas en cada etapa del desarrollo de la sociedad; cada paso que se ha establecido en cuestiones pedagógicas esta fuertemente vinculado con el hacer y pensar de los grandes pedagogos, psicólogos, filósofos y demás pensadores que han visto en la educación un elemento vital para el desarrollo del ser humano.

En este proceso de evolución en el que se ha visto envuelta la pedagogía, podemos mencionar como el tránsito de las ideas que han dado forma y carácter a las diferentes sociedades, que al desarrollarse continuamente, generan nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje, que están determinados en las diferentes circunstancias culturales, ya sean estas sociales, teológicas, tecnológicas, científicas o humanistas. Además hay que tomar en cuenta que las sociedades con el paso de los años se han tornado cada vez más complejas, y esto ha orillado a cambios tanto de conducta como de tradiciones y oficios; difícilmente hoy podría haber una persona que tuviera el dominio de los diferentes conocimientos y saberes que el hombre ha acumulado en este inicio del siglo XXI; hay que mencionar que según algunos expertos, la velocidad con la que van creciendo los conocimientos de el ser humano son tales que en pocos años todo el saber se multiplica de forma exponencial.

El cambio constante que la Sociedad del Conocimiento impone al hombre del siglo XXI genera la necesidad de establecer roles cada vez más definidos, hasta llegar a alcanzar niveles de especialización muy altos; pero además se ha tornado necesario el conocimiento y sobre todo el entendimiento del otro, con todas sus circunstancias culturales, mismas que van más allá del conocimiento de idiomas diferentes al propio, sino que se incluyen aspectos culturales que van desde el orden religioso hasta de costumbres y tradiciones, pasando por un gran acervo cultural. Este ritmo de vida ha influido determinantemente en el hacer y quehacer de la educación, que ha transitado en el siglo pasado por una gran cantidad de teorías y propuestas que buscan la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje, implementando modelos pedagógicos de vanguardia que toman o han de tomar los diferentes factores involucrados directa e indirectamente el dicho proceso, desde estrategias didácticas diseñadas de forma particular para cada grupo, hasta modelos de evaluación que permitan una mejora continua con retroalimentación constante que permitan orientar y reorientar adecuadamente el hacer en las aulas, preparando las condiciones adecuadas para que los estudiantes encuentren en su historia personal lo necesario para motivarse, logrando en cada uno de ellos la implementación de aprendizajes significativos que produzcan realmente un desarrollo personal que proporcione herramientas para la vida.

De la enseñanza al aprendizaje, este es el binomio en el cual ha navegado la pedagogía, concepciones que han determinado en mucho el sentir y pensar de pueblos que a su vez han servido de base para las generaciones futuras. Se crean conceptos que en ese eterno retorno de Nietzsche van recibiendo ideas de las cuales se nutren y a la vez los nutren, creando nuevos modelos y conceptos que son reflejo de la evolución constante de la labor educativa.

Sin duda, uno de los compromisos esenciales que tiene la sociedad es el de garantizar a las nuevas generaciones la transmisión adecuada y precisa de lo aprendido, el tránsito libre de ideas, conocimientos, conceptos y sobretodo entendimientos que le permitan seguir construyendo el perfil del siempre nuevo hombre.

En la pedagogía actual, reflejo y evolución de las que le han antecedido, se busca el desarrollo de individuos que tengan la capacidad de crear sus propios constructos, alcanzando el conocimiento a partir de las diversas estrategias implementadas en las aulas por un maestro que ha pasado en apariencia a un segundo plano, que en lo personal considero que sigue siendo un elemento fundamental, ya que es el encargado de buscar los caminos y estrategias para que los alumnos puedan llegar por sí mismos al conocimiento que el mundo actual requiere; hacer esto no es tarea fácil, requiere de los docentes una preparación muy sólida de su ámbito de especialidad, pero además, le exige el tener la inteligencia para guiar el aprendizaje de sus alumnos, el cual no suele ser un proceso uniforme, ya que cada uno de ellos cuenta con experiencias individuales que les dan ritmos diferentes en su desarrollo intelectual. Asimismo el profesor del siglo XXI ha de tener conocimiento de herramientas tecnológicas que cambian mes a mes y que pueden ser factores que le permitan alcanzar el éxito en su hacer o por el contrario, contribuir a su fracaso en las aulas.

Las diferentes propuestas pedagógicas que hoy buscan el desarrollo de competencias individuales —tomando como un factor determinante la facilitación de aprendizajes significativos, donde el estudiante tiene, eso sí, mayores obligaciones con su proceso de enseñanza aprendizaje—, son un logro de muchas visiones a lo largo de la historia de la educación y de la pedagogía. Aunque considero que no están acabadas del todo.

Sin lugar a dudas el cambio de visión que permitió el paso de una formación basada esencialmente en la enseñanza —donde la impartición de cátedras por “maestros” dueños absolutos del conocimiento era el modelo predominante (que a fin de cuentas como se ha mencionado tenía que darse por el gran cúmulo de información que hace imposible que una persona tenga conocimiento de todos ellos)— a una formación que prestigia el aprendizaje —donde el alumno participa activamente en su proceso personal de aprendizaje— ha sido importante, creo que no es ni debe ser definitivo.

El conocimiento por sí mismo no es suficiente, el aprender por aprender tampoco, y esta Sociedad del Conocimiento en la que estamos inmersos nos lo demuestra día a día con múltiples ejemplos. La sociedad actual está más informada que ninguna otra de las que le antecedieron, pero de la misma manera, se ha convertido en una cultura donde se carece de ideologías, donde el estadio personal se ha puesto por encima del de la colectividad, donde sólo importa el tener y la esencia del ser ha pasado a un segundo término. De nada importa acumular conocimientos si no se tiene un sentido de trascendencia, donde el por qué y para qué saber se tornen en factores importantes a tomar en cuenta.

Sin una comprensión real de lo aprendido, aún nos falta por andar mucho camino en el desarrollo de modelos pedagógicos que den respuesta real y cabal a las necesidades que el siglo XXI ha impuesto a hombres y mujeres.

Esta puede ser una nueva vertiente en el desarrollo del proceso educativo, un paso más en la línea; la creación de un Proceso de Enseñanza–Aprendizaje–Comprensión puede establecer nuevas pautas para un crecimiento intelectual basado en los valores de trascendencia del ser humano, que permita contar con la conciencia de los otros.

Sin duda hay que trabajar mucho en los nuevos derroteros que la educación y la pedagogía ha de transitar para lograr la formación de los hombres y mujeres de los albores del tercer milenio.
Caprichos que dan sal y pimienta a la vida

viernes, 27 de junio de 2008

Del camino del hombre
Educación: Naturaleza, Sociedad, Cultura
Raúl Humberto Muñoz Aragón
Junio 2008


El camino que nos ha permitido ser el que hoy somos –la simiente del que hemos de ser–, ha sido harto tortuoso, donde la lucha por sobrevivir ha sido constante. Este andar dio inicio, al menos a un antecesor que podemos distinguir, hace unos siete millones de años atrás; aunque hay que decir que ese momento en el tiempo fue preparado azarosa y afanosamente por varios miles de millones de años; donde todo era casi nada, un instante sin tiempo en que el universo se encontraba suspendido en un espacio infinitesimal.

La gran sinfonía de la vida dio inicio tras un estallido magnifico, un momento que es el causante de todo ocurrido hace unos 14 mil millones de años, tantos que no es posible imaginarlos en toda su dimensión, ese Big Bang fue un inicio espectacular de una sucesión insospechada de eventos que han derivado en una lucha constante entre el caos y el orden.

Pero si hemos de centrarnos en la especie humana, sólo tenemos de remontarnos, de acuerdo con los últimos descubrimientos, al Hombre de Toumaï (Sahelanthropus tchadensis, que no es el primer homínido, pues se supone que este surge hará unos 15 millones de años, cuando se separó de la rama principal, los primates quienes ya tenían en este planeta 25 millones de años de evolución), que pisó una tierra muy distinta a la que hoy conocemos, aunque sin duda, con grandes retos que le impulsaron a desarrollarse.

Este primer homínido conocido –Adán no sólo de la especie humana sino de algunas otras que no tuvieron la misma suerte–, hubo de sortear inclemencias climáticas y desventajas físicas, que como toda adversidad lo orilló a cambiar, a mutar una y otra vez, generar estrategias, alianzas para amoldarse y amoldar su entorno, creando proto-sociedades que le permitieron subsistir ante las agresiones e inclemencias que la naturaleza le ha ido poniendo a lo largo de su andar.

La naturaleza fue el primer gran reto que los homínidos han tenido que sortear, la tierra tiene una dinámica que ha producido en su superficie cambios constantes. Baste recordar a los supercontinentes que se han formado a lo largo de la existencia de la Tierra, que van desde Ur unos tres mil millones de años atrás, hasta Pangea, el último gran supercontinente que estaba rodeado por el legendario Mar de Tethys, hace unos 250 millones de años, quedando en el camino Kenorland (hace 2,500 millones de años), Columbia (1,800 millones de años atrás), Rodinia (formado hace 1,100 millones de años) y Pannotia (600 millones de años). Estos supercontinentes han evolucionado hasta conformar la geografía actual, misma que sigue cambiando y que en el tiempo ha de tornarse en nuevos supercontinentes, los cuales ya tienen nombre, valga la soberbia del hombre que como su imaginación no tiene límite (Novopangea, Amasia y Pangea Próxima, aunque habrá que esperar para el siguiente unos 250 millones de años y así entre uno y otro de los que le siguen).

Con un mundo tan agitado, se torna obvio que este le impone duros golpes a todas las formas de vida, obligándolas a una evolución continua, a la generación de conocimientos y la transmisión de los mismos, esto con el fin de garantizar en lo posible el tránsito con éxito entre estos cambios, así desaparecen y aparecen en una danza constante y continua bosques, llanuras, mares, lagos, cordilleras, islas, volcanes y cualquier otro accidente geográfico, modificando con ello condiciones climáticas y orográficas que influyen de manera determinante en todos los seres vivos.

Sequías, glaciaciones, diluvios, terremotos han sido una constante, en la gran historia del planeta que han impuesto sus condiciones a todas las formas de vida, de hecho, este dinamismo del planeta es el gran laboratorio que dio origen a la vida, generando mutaciones, migraciones y grandes extinciones que han sido el sino de la vida, hay que señalar que según los estudiosos de estos temas, se han extinguido el 99% de los seres que alguna vez han vivido en la Tierra.

Los afanes del hombre a lo largo de su estadía en la Tierra, han tenido que ser múltiples. Inmerso en un proceso evolutivo continuo, ha generado como soporte de su andar elementos que le permiten un tránsito eficiente, desarrollando habilidades con las que ha podido crear estructuras en las cuales se fundamenta.

Caminar erectos, la distribución de los dedos de la mano, el uso de un lenguaje, la capacidad de asociarse para trabajar en grupos coordinados con tareas especiales para cada uno de sus integrantes, fueron la simiente de las sociedades y culturas de hoy; las cuales han estado entrelazadas, alimentándose una de la otra.

La cultura surge por la capacidad del ser humano de representarse mentalmente lo existente, expresándolo por medio de símbolos significantes, logrando con esto, transformar la naturaleza con sus manos; nace de la capacidad mental de los primeros hombres, de pensar en las experiencias pasadas y proyectarlas en el futuro con una intención práctica que tenga como objetivo aplicar el aprendizaje adquirido para llevar mejoras a su entorno.

Así surge y se desarrolla la cultura, creando un presente a partir de recuerdos y experiencias del pasado para contar con mejores habilidades y herramientas en el futuro, transmitiendo lo aprendido a sus descendientes para que éstos lo desarrollen aun más.

Este primer proceso de formación derivo en la necesidad de crear áreas de especialidad que le permitieran garantizar a las generaciones futuras la transmisión de los conocimientos necesarios para sobrevivir; en una primer instancia, esta era su única herramienta ante las desventajas físicas, comparadas estas con los grandes mamíferos que conformaron su entorno. El establecimiento de roles definió el futuro de la especie humana; es a partir de la especialización que se da en los individuos que surgen las primeras sociedades, naciendo con ellas Cultura, Educación y Arte.

Los sistemas sociales que integran las diversas sociedades, tienen sus raíces en la especialización que fue dándose en éstas primeras sociedades, las cuales al establecer roles definidos para cada uno de sus miembros, fueron particularizando su hacer y proporcionándoles a su vez las cualidades que los distinguen de los demás integrantes del grupo (brujos, sacerdotes, guerreros, recolectores, gobernantes, esclavos, artesanos, etc.).

Una sociedad necesita tener un buen sistema para que sus integrantes puedan transmitir sus conocimientos a la próxima generación, esto es de suma importancia, ya que el tiempo que cada miembro tiene en su vida no alcanza para aprender todo el conocimiento generado a lo largo de la historia.

La educación apareció como acción espontánea y natural, surgiendo después el carácter intencional y sistemático que le da la pedagogía a la educación.

La educación va de la mano de la evolución del ser humano, no existe ninguna sociedad por primitiva que sea en la que no se presente. Comenzando por la transferencia de simples conocimientos a las nuevas generaciones para su perpetuación continua, hasta el establecimiento de hábitos y costumbres, desembocando en culturas complejas transformadas en sociedades.

En las culturas y sociedades no se presentan únicamente tradiciones y sincretismos, si no que todo esto se convierte en una gama de concepciones teológicas, filosóficas y tecnológicas, que son la base de la idiosincrasia de cada país.

La educación tiene su origen en las comunidades primitivas, y el punto de referencia se encuentra cuando el ser humano pasa del nomadismo al sedentarismo, ya que la caza y la recolección son las principales fuentes de alimento y supervivencia, elementos determinantes que influyen para abandonar el carácter errático del ser humano propiciando que éste se establezca en lugares estratégicos –generalmente al margen de grandes ríos o laguna– para proveer de alimentos a la comunidad. Es en este momento en que comienza la transmisión de conocimientos entre los integrantes de una misma comunidad –padres a hijos– de una forma más sistemática, ya que aún los primeros pueblos nómadas se vieron en la necesidad de trasmitir conocimientos, que van desde las rutas por las cuales se ha transitar, hasta los mejores momentos para reanudar el viaje. Con la sistematización del proceso de enseñanza, surgen las primeras ideas pedagógicas al aplicar técnicas y métodos austeros para hacerse de provisiones. La complejidad de la educación comienza a aparecer, motivada por la comunicación que se establece a través del intercambio de mercancías entre diferentes grupos de diverso lugares, relaciones que de alguna manera involucran a ambos grupos, nómadas y sedentarios. Por otro lado, también se origina la división de clases sociales de forma incipiente y rudimentaria, hecho que marcara en siglos posteriores a la educación, convirtiéndola en privilegio de algunos pocos.

Los métodos de enseñanza más antiguos se encuentran en la India, China, Persia, Egipto, Sumeria, Grecia y Roma. La similitud educativa entre estas naciones radica en que la enseñanza se basaba en la visión teológica imperante en estos pueblos y en el mantenimiento de sus tradiciones. Egipto y Sumeria fueron las sedes principales de los primeros conocimientos científicos; escritura, ciencias, matemáticas y arquitectura. La educación en la antigua China se centraba en la filosofía, la poesía y la religión, de acuerdo con las enseñanzas de Confucio y Lao-Tse.

Persia se encargo de priorizar el entrenamiento físico que después le secundo Grecia con la Gimnasia. Grecia es el lugar en el que parte el pensamiento occidental con Tales, Sócrates, Platón, Aristóteles, Aristófanes, Demócrito e Isócrates. El objetivo griego era alcanzar la perfección con la enseñanza de disciplinas como la Música, Estética, Poesía, Literatura, Gimnasia y Filosofía.

Dentro el desarrollo del Mundo Occidental se encuentra también el Imperio Romano, lugar en el que se dio origen la lengua latina, la literatura clásica, la ingeniería, el derecho, la administración, arquitectura y la organización del gobierno (Política). Los métodos romanos en los que se basaba la educación eran los conocidos Tivium (retórica, gramática y dialéctica) y Quadrivium. En esta época es donde se establece e papel de maestro-alumno, con Marco Fabio Quintiliano como el principal pedagogo romano. Quintiliano asignaba un alto valor a las aptitudes naturales de los niños. En su opinión, la torpeza y la incapacidad son fenómenos raros.

En este breve esbozo de las historia de la educación, y los retos que la naturaleza ha impuesto al hombre que lo han obligado a la creación de sociedades que dan como resultado su mayor creación la Cultura, que es, en resumen, todo aquello que el hombre ha creado, sea esto real o ficticio, concreto o abstracto, es el producto por excelencia del ser humano, en ella se forma y la forma a su vez proyectando en ella su espíritu.

La historia del hombre es más que asombrosa, su hacer a lo largo de su evolución le han permitido alcanzar cotas de excelencia y excelsitud, que sólo se pueden comparar con su enorme y abismal torpeza, pues en la raíz de su ser, esta también inmersa la posibilidad de dejar de ser.

Sin duda la naturaleza le ha impuesto los retos más complicados de sortear, pero es ahora, la cultura y la sociedad por él creada la que le impone los retos más grandes y profundos, que le pueden llevar a continuar alcanzando grandes cotas de desarrollo o el fin de una historia de más de siete millones de años, y es en este reto que la educación juega el papel fundamental, en ella radican las oportunidades de transitar en armonía a nuevos estadios. Pero hay que clarificar que esta es una responsabilidad compartida, en la que no sólo los docentes –sea el nivel académico que fuere– tienen la responsabilidad, la sociedad –o sea, todos y cada uno sus integrantes–. Tenemos ante nosotros el reto máximo. Que la opinión de Quintiliano sea verdad, y que la torpeza y la incapacidad no sea el atributo principal del hombre del siglo XXI.

martes, 26 de febrero de 2008

La magia de un pulgar
Raúl Humberto Muñoz Aragón


Sociedad, Cultura, Arte; trípode sobre el cual asienta sus reales la Humanidad; en él, se encuentran afanes, pensamientos, formas de ser, de hacer, de creer, de pensar, de actuar. Tres términos que han evolucionado en su conceptualización, con un significado y un significante que se ajustan siempre al marco conceptual vigente, determinados por éste, y al cual modifican a su vez.

Los afanes del hombre han sido y son múltiples. Inmerso en un proceso evolutivo continuo, ha generado como soporte de su andar elementos que le permiten un tránsito eficiente, desarrollando habilidades con las que ha podido crear estructuras en las cuales se fundamenta.

Caminar erectos; el uso de un lenguaje; la capacidad de asociarse para trabajar en grupos coordinados con tareas especiales para cada uno de sus integrantes; fueron la cimiente de las sociedades y culturas de hoy; las cuales han estado entrelazadas, alimentándose una de la otra.

Hablar de cultura siempre traerá a la mente conceptos diversos, producto de los diferentes significantes a ella enlazados, al decir cultura algunos entenderemos que se habla de los conocimientos adquiridos a lo largo de una vida académica; otros la veremos como las diversas manifestaciones artísticas del hombre, aquellas que en su excelsitud nutren el espíritu humano; también podemos pensar en el caló de un grupo social determinado, de las "tribus urbanas" que hoy luchan por generar su idiosincrasia en un mundo sin ideologías; y algunas otras acepciones que igualmente son válidas y forman parte del entendimiento colectivo. Lo cierto es que Cultura está siempre relacionada con el hombre, es su producto, su creación única y verdadera tras la cual está su identidad.

La cultura surge por la capacidad del ser humano de representarse mentalmente lo existente, expresándolo por medio de símbolos significantes, logrando con esto, transformar la naturaleza con sus manos; nace de la capacidad mental de los primeros hombres, de pensar en las experiencias pasadas y proyectarlas en el futuro con una intención práctica que tenga como objetivo aplicar el aprendizaje adquirido para llevar mejoras a su entorno.

Así surge y se desarrolla la cultura, creando un presente a partir de recuerdos y experiencias del pasado para contar con mejores habilidades y herramientas en el futuro, transmitiendo lo aprendido a sus descendientes para que éstos lo desarrollen aun más.

Con base en los nuevos descubrimientos, podemos encontrar las primeras manifestaciones "artísticas" de los homínidos remontándonos 400,000 años en el tiempo (con la Venus de Tan-Tan o la Venus de Benejat Ram que es unos 100,000 años más joven), cuando aún el Homo Sapiens Sapiens no hacía su aparición en la tierra, en el reino del Homo Heidelbergensis; en protosociedades en las cuales se inicia el boceto de lo que sería el hombre moderno. Estos descubrimientos son sin lugar a dudas motivos de grandes polémicas, reflejo de la complejidad que implica buscar fechas; los momentos de la historia del ser humano, aquellos que lo hacen surgir con sus particularidades se encuentran perdidos ya en el tiempo; aunque los mitos, sueños, temores de ayer sigan hoy alimentando los instintos primarios del hombre moderno en un eterno retorno que es el guión que une prehistoria e historia de la humanidad.

El arte es el canto del hombre a sí mismo; en él se encuentra, se inventa, siempre nuevo, siempre igual, sin paradoja. En el arte el alma canta y grita, narra sus sueños y nos inunda de sí, de nosotros mismos.

Se mueve a través de tiempo y espacio alrededor del espíritu humano. En su esencia se encuentra el espíritu de hombres y mujeres de todo tiempo, de aquellos que la han creado, de quienes la han vivido, que se han emocionado al sentirla. El arte es emoción y sentimiento, gozo de los sentidos, placer estético que nos envuelve en el nicho cálido de todos los que hemos sido, en el regazo de la historia del ser humano, nos conduce a nuestros sentimientos primigenios, cuando en un instante perdido ya, un hombre le hablaba a Dios a través de sus primeros trazos, de ese primer canto del espíritu humano.

Las Bellas Artes están inmersas en la piel de cada uno de nosotros, aún sin tener plena conciencia de ello. La sonrisa enigmática; de una dama que quizá nunca existió; tras siglos de estadía en una pequeña tela, sigue llegando a su destino, a un hueco del alma de quien la ve. Hoy el "tam tam" de los primeros tambores nos llega al corazón siempre con la misma firmeza, mágica sincronía entre sus acordes y el vibrar de las cuerdas subatómicas que construyen este universo nuestro.

Cantan los sentidos a plenitud, en sinfonía fantástica que inició en la meta del Adán perdido de las artes, hará 35,000 o 400,000 años, no importa; lo cierto es que ahí el alma cantó por vez primera.

Caminar entre las Bellas Artes, sea la que fuere es el encuentro con nosotros mismos. Filósofos, pensadores, estudiosos, eruditos diversos se enfrascan en disertaciones estériles, haciendo clasificaciones, poniendo etiquetas, incluyendo o excluyendo artes, olvidando en ocasiones que Bellas Artes son aquellas que el espíritu reconoce inmediatamente, que le conmueve que le nutre el espíritu.

Y todo esto por un pulgar...

viernes, 8 de febrero de 2008

Sueño

Sueño
Raúl Humberto Muñoz Aragón


Se sueña. Siempre se ha soñado; de ello estoy cierto –quizá, hacerlo sea el primer distintivo del ser humano, al menos me gusta creer eso-, y por un tiempo pensé que eran siempre los mismo sueños, envueltos en un ciclo constante y continuo en el que se entrelazaba nuestra historia general.

Un tránsito por las mismas quimeras e ilusiones que ya algún proto-hominido hubiera inventado. Hoy ya no sé si esto es verdad o era una falacia creada por las utopías que aún pueblan mi vida. Es un poco triste el sentir esto, el ver que las creencias se desvanecen.

Hoy la humanidad corre, y lo hace a una velocidad sorprendente, arrazando con todo, incluso consigo misma. Corre sin consciencia, carente de un sentido, sin ideales, donde las utopías sólo son una palabra exótica... al menos esto parece cuando uno voltea y ve su derredor. Se da un sentimiento de horfandad, donde una melancolía inmenza abruma porque busca sentimientos que han dejado de tener razón de ser en un mundo que parece dispuesto a dejar tras de sí todo rastro de humanidad.

Corremos inmersos en un “sinsentido”, donde incluso pareciera que la vida ha dejado de ser importante; al menos, la vida que merece la pena ser vivida. Hoy se esta más comodo tras un teclado donde nos escondemos, donde nos arropamos en las mentiras que tecleamos una y otra vez, hasta que se tornan en una triste mueca de verdad.

Lo importante hoy es tener, a pesar de todos, de sí mismo incluso; y lo patetico de esto es que no nos damos cuenta, y si llegaramos a hacerlo (a veces es demasiado tarde; porque “loquedebeser” que nos imponemos e imponemos a los demás es tan omnipresente que ya no da cabida a este intento por ser) no sabemos encontrar el camino para hechar marcha atrás, o lo más triste, que la flojera nos gana, el estadio de conformidad que vivimos nos es tan cómodo que no pensamos que no vale la pena cambiar o esforzarse.

El mínimo esfuerzo; el nulo compromiso; el “mall” de moda; la Internet (que pareciera la única forma de dejar constancia de sí); el engaño de pensar sólo en sí, y digo “engaño de pensar en sí”, porque en realidad “pensamos” lo que unos pocos quieren que pensemos, esos que determinan los parámetros de moda, que dictan el que pensar y que sentir, envolviéndonos en un marasmo, en un torbellino de mensajes, en un flujo ensordecedor de “debestener” que nos va quitando ese sentimiento primario de ser humano.

Lamentablemente en la actualidad se nos enseña a hacer sin pensar, a actuar como robots programados en trabajar sin sentir; y nos olvidamos de nosotros, de que somos algo más que una máquina compuesta por átomos agrupados en moleculas, mucho más que células programadas por un DNA inalterable. Más que engranajes “quetienenquehacersinpensar”.

La vida es un encuentro permanente con nosotros mismos, y sólo al final del camino somos nosotros mismos, integramente, producto de cada momento, de cada idea, sentimiento, pensamiento, donde divertimento y sufrimiento validan el colofón, y ellos escriben el epitafio.

No pensar, no cuestionar, no analizar... el dejar esto de lado nos mina, trunca el espíritu, borra el sentido del ser. Es una lástima que hoy se nos hayan perdido las utopías, las ideologías, el afán contestatario con propuestas; que lástima que la muerte deje de ser motivo de pena y se haya convertido en espectáculo.

Esta Sociedad del Conocimiento esta generando hombres y mujeres harto ignorantes, y lo peor, sin interés a dejar de ser ignorantes. Las universidades se han convertido en moda, y aquellas que menos se comprometen con un desarrollo real de sus estudiantes son las que más éxito tienen entre los jóvenes. Las universidades modernas han dejado de pensar y de sembrar esta inquietud en sus estudiantes. Para algunas de ellas es más importante la fiesta del viernes... y del jueves, del miércoles, del martes, del lunes; lo primero es hacer negocio, encontrar la forma de tomar la mayor cantidad de dinero de sus alumnos, y estos últimos, con una ceguera enorme, se dejan llevar por ellas, empeñando su futuro. Un futuro en el que, si bien les va, serán obreros, “hacedores” con título.

Sueño, siempre he soñado y quizá este sea una alternativa que nos permitan pensar en el sentido de nuestra estadía por este camino que se llama vida. La oportunidad mágica de compartir este andar con los tantos otros que en realidad somos; porque a fin de cuentas, quizá y sólo quizá seamos todos uno mismo, un experimento que se llama vida, y que en verdad vale la pena.
ymahr@yahoo.com

Claridad


Plegaria