viernes, 31 de julio de 2009

Un beso
Raúl Humberto Muñoz Aragón


Se escribe, cuando no se tiene la capacidad de expresión verbal; no se que tan cierta sea la sentencia anterior, quizá solo es valida en mi caso, al menos es el único pretexto que tengo para hacerlo.

Lo volví a ver, y su recuerdo lo hace presente nuevamente. Está frente a mi, ahora la situación es otra muy distinta, no existe movimiento alguno, la tempestad ha cesado, el reposo se encuentra presente.

Lleva toda la mugre sobre la piel, una costra interminable de suciedad lo cubre por completo, tal vez su interior se encuentre igual; el olor que despide su cuerpo es insoportable, provoca nauseas su presencia, la gente le saca la vuelta. Una masa informe hace las veces de cabello el cual no conoce el paso del agua, de algún peine, de algunas tijeras.

Son las 14:00 hrs. de un sábado cualquiera.

La ciudad, Torreón Coahuila, pero puede ser cualquiera, en cualquier lado, en cualquier tiempo.

Avenida Juárez, en el centro de la ciudad.

Recostado, ¿Durmiendo?, pude ser, ¿Soñando?, (no se si todavía tenga la capacidad de soñar, y si sueña, no sé que sueñe). El impacto que produce su imagen es desgarrador. El torso desnudo, la única ropa que cubre su cuerpo es un pantalón roto ya, heces fecales salen por los agujeros del pantalón. Su edad, 30, 35 no mas de 40 años, pero derrotado está.

¿Por qué contar esto?. A ciencia cierta no lo se. Es un conjunto de imágenes que han permanecido en mí, desde el día en que los vi. Aquel día, era entre semana no recuerdo el día exacto, la hora 20:00, frente al mercado Juárez. Estaban los dos, él y ella, dos entidades gemelas, disputándose el uno al otro la carga de miserias, los dos cubiertos de mugre. (Seres que se alimentan de bote de basura en bote de basura, recogiendo aquello que a la propia vista nos causa asco, y que para ellos es su diario alimento). Están juntos, fundidos en un abrazo violento, con unas ansias de sentir. Sus labios se mezclan en un beso desesperado, queriendo encontrar algo que ellos desconocen.

¿Amor? (no lo creo),

¿pasión? (posiblemente),

¿imitación?

¿instinto?...

Desconozco el motivo de tal unión, solo el impacto producido en mi es el me impulsa a escribir esto. No pretendo encontrar el porqué de aquel beso, solo quiero dejar constancia de un hecho que me impacto, que me mostró una vez mas que el hombre nació para convivir, que no existe nadie tan aislado que se encuentre solo, que por grande que sea no requiera de alguien mas, que por muy hundido no tenga necesidad de un beso.

Uno mismo, conforme crece y se desarrolla, va construyendo su mundo, el cual está soportado por las vivencias, los hechos que conforman nuestra historia. Lo que somos es el resultado de múltiples acontecimientos.

Desde que nacemos, empieza también la formación de nuestro mundo, un mundo que es excluyente, donde sólo entra lo que nosotros permitimos. Y así, se va encontrando con otros mundos particulares y se va formando nuestro universo, el cual, al igual que el universo cósmico, en apariencia es imperturbable, pero siempre existen sucesos que obligan cambios de esquemas, reajuste de estructuras comportamentales, provocando redefiniciones en la concepción en nuestro mundo.

El aprendizaje puede ser generado por choques con factores ajenos a nuestro hábitat particular, colisiones que sacuden nuestra tranquilidad. El hecho de que dos seres, que por su situación llegamos incluso a pensar inferiores a nosotros, a decir que no son humanos, necesiten también de un afecto, que puedan sentir.

Ese beso, ese intento de beso que consiste en unir dos bocas cerradas con violencia, desesperación, inocencia, dentro de su candidez, de su crudeza es una llamada de atención brutal, la cual sacudió mis estructuras, fue la colisión de dos mundos antípodas, por un lado mis ganas de ser, por otro la ausencia de querer ser, con expectativas muy diferentes de la vida; pero aun así, con todos los contrastes, diferencias, surgen las concurrencias, lo común, lo que nos hace iguales, las ganas enormes de sentir el afecto de alguien, de compartir sentimientos, de unirse en un beso en el cual nos entregamos.

ymahr@yahoo.com

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