miércoles, 12 de agosto de 2009

El gran día

El gran día
Raúl Humberto Muñoz-Aragón

Decidí adelantarme a los demás, estoy un poco nervioso.

El cuarto es mas pequeño de lo que pensé, la luz lo inunda todo, en el centro se encuentra la silla; grande, negra, fuerte; los cables, el tablero a un lado. Todo es tan atrayente, tan seductor.

Cuando envié mi solicitud, mis amigos se escandalizaron. Realmente no lo entiendo. Son unos hipócritas, se muy bien que ellos estarían gozosos de estar en mi lugar. La espera fue de sólo tres semanas, al término de ellas un representante del gobierno se presentó a mi casa para darme la magnífica noticia, mi solicitud era aceptada, el puesto era mío.

Hoy tres meses después, voy a realizar mi primer trabajo. Desde que la gente se entero de mi nuevo trabajo me fui quedando solo, incluso ellos, los del gobierno me miran con desprecio, pero en realidad me tiene envidia. Soy para ellos un dios y por eso me admiran aunque no lo quieran aceptar.

Desde que me levanté, mi pulso se ha ido acelerando, estoy realmente emocionado, excitado. Hace unas semanas que no puedo dormir. Ya no recuerdo cuantas veces he vivido este momento en mis sueños. Cada paso, cada movimiento lo he experimentado.

En quince minutos, quince minutos, mis manos, mis ojos, mis sentidos, recorren el tablero, la silla, los cables. Sólo faltan quince minutos y en mi mente vuelvo a vivir todos mis sueños.

Empiezan a llegar los reporteros, los oficiales, el momento ha llegado.

Me acerco emocionado hacia el alcalde, le extiendo mi mano para saludarlo, pero, como respuesta sólo percibo una muestra de desprecio, es un estúpido, no puede soportar que Yo sea el más importante en este espectáculo. El rumor aumenta; siento que estoy llegando al éxtasis; rodeado por seis policías y un sacerdote a su lado se acerca, en su rostro apenas si se nota la vida, es un rostro sin vida, no refleja ninguna emoción.

Nos encontramos frente a frente, sus ojos parecen recobrar por un momento la vida, al percibir la alegría que me embriaga, de su faz sólo percibe una mueca de compasión. ¡Me compadece a mí!, esto es absurdo, no lo puedo entender, sin duda que ha perdido el juicio, la proximidad a la muerte lo ha vuelto loco.

Al ver la silla, poco a poco se acerca hacia ella, la contempla ensimismado, parece que estuviera viendo a Dios, la rodea; por su mente empieza a pasar poco a poco los grandes momentos de su vida; su primer juguete, su primer día de clases, la muerte de su padre, la agonía de su madre, su expulsión de la escuela, su primer novia, su primer robo, su primer trabajo, su boda, ...aquel día cuando la furia... el miedo... las frustraciones... lo condujeron a asesinar a su mujer, el juicio, la sentencia....

Todos los presentes callan, sus miradas se posan primero en él, y después en mí, el silencio aumenta la grandiosidad del momento.

Sin esperar orden alguna, se sienta en la silla. Yo me he colocado cerca del tablero, mis manos lo exploran, se posan por cada uno de los controles, la izquierda tiembla un poco; estoy sudando; mi corazón parece que va a estallar.

Los oficiales empiezan a atar al reo a la silla, le colocan los electrodos. Todo está listo, ahora la totalidad de las miradas se posan en mi persona. ¡Dios!, la felicidad invade todos los poros de mi ser, el gran momento ha llegado, quisiera prolongar al máximo este momento, empiezo a colocar los controles en su posición, mi mano derecha se posa en el botón principal. ¡GRACIAS!... ¡GRACIAS DIOS!, clic.

ymahr@yahoo.com

lunes, 10 de agosto de 2009

El gran metro de la ciencia


Imagen tomada del portal de la revista Muy Interesante
http://www.muyinteresante.es/index.php/ciencia-y-natura/5098-el-gran-metro-de-la-ciencia


Un extraordinario viaje a través del pensamiento y las ideas del ser humano, para mi ha resultado una imagen extraordinaria, que invita a viajar por sus diferentes rutas.

domingo, 9 de agosto de 2009

Canciones del 68 en México


Canción de los ausentes en Tlatelolco

Julio Solórzano
En una tarde de octubre
jóvenes, rostros y manos
en una plaza de piedra
mantas, puños y cantos.

Y cabezas altas
y cabezas altas.

Yo no estuve allí,
yo no estuve allí.

En una tarde de octubre
todos unidos cantandos
en una plaza de piedra
todos silencio escuchando.

Y las balas,
y las balas.

Yo no estuve allí,
yo no estuve allí.

Pero con ellos canté,
con ellos grité,
con ellos corrí,
con ellos morí.

Hoy la plaza esta quieta
y entre la iglesia y las ruinas
algunos caminan y callan
otros sufren y rabian.

Y los lloran,
y los lloran.

Pero vendrá la hora de llorarlos
con lágrimas de plomo,
con lágrimas de plomo,
con lágrimas de plomo, plomo, plomo,
llorarlos con lágrimas de plomo.


Corrido de la represión estudiantil
Judith Reyes
Soldados y granaderos,
macanas, bombas de gas,
ballonetas y fusiles,
tanques de guerra y mastines,
año del 68 y gobierno de Díaz Ordaz.

Era un 26 de julio
de gran manifestación
y en el Emiciclo a Juárez
los jóvenes celebraban
lo del asalto al Moncada
con gusto y beneración.

Otro grupo iba derecho
al Zocalo a protestar
porque un día los granaderos
asaltaron dos escuelas
allá por la Ciudadela
golpeando en forma brutal.

Que noche terrible aquella
que saña la del poder
yo desde entonces pregunto
¿en dónde están los caídos
y los desaparecidos?
que no los he vuelto a ver.

Se dice que los quemaron
en el campo militar
uno, dos, tres, cuatro y cinco
diga cuantos estudiantes
quemó por manifestarse
Marcelino Barrada.

La madrugada del 30
un batallón sorprendió
a los de la Prepa 1
que resitieron valientes
hasta que aquel bazucaso
las puertas les destrozó.

Escuela de Zacatenco
casco de Santo Tomás
Politécnico querido
cómo ha golpeado a tus hijos
el Gobierno que preside
don Gustavo Díaz Ordaz.

También a la Escuela de Arte
el ejercito llegó
y con perros policías
disolvieron la asamblea
de los jóvenes actores
que el Gobierno encarceló.

Los muchachos de Chapingo
se vinieron a sumar
con los futuros maestros
dentro del gran movimiento
del Politecnico junto
con nuestra Universidad.

¿Cuánto vale la palabra
de Corona del Rosal?
¿Cuánto vale Echeverría
y la Procuraduría junto con
Cueto Ramírez y la prensa nacional?

... el odio del pueblo
el pánico y el terror
de las madres mexicanas
que vieron por dos semanas
ametrallar a sus hijos
con odio, inquina y furor.

Heberto Castillo pudo
probar en televisión
frente a un par de locutores
que el Gobierno Mexicano
aunque nos tendió la mano
violó la Constitución.

Que mal quedaste Gustavo
que forma de gobernar
mandas diez mil asesinos
para derramar la sangre
de jóvenes estudiantes
del Distrito Federal.

¿De qué te sirvió la pose
con que apantalló el rector?
ya nadie lo toma en cuenta
y al volver la autonomía
será por la valentía
de los estudiantes de hoy.

Escucha el clamor creciendo
concedeles atención
procura que tu Gobierno
libere a Campa y Vallejo
Nieto, Castillo y el resto
y no más disolución.

Anula de una plumada
la vergüenza de tener
un cuerpo de granaderos
porque convierte a los perros
y a pedradas los queremos
hacer desaparecer.

Palomita guerrillera
repite y repetiré
que ¡Vivan los Estudiantes!
aquéllos manifestantes
que vimos por nuestras calles
con el retrato del Che.

martes, 4 de agosto de 2009

Del arte de joder con la pelota
Raúl Humberto Muñoz Aragón


Tiempo de sueños. Múltiples quimeras son lanzadas al mundo. No hay utopías, pues todo es posible.

La infancia es el continuo encuentro. Así, con una pelota, jodiendo la vida a los mayores, se descubre el mundo, un mundo infinito, el cual suele relegarles su protagonismo, dejándoles su actuar para el futuro, cuando ya es demasiado tarde.

Entre Picachu, Play Station, Zelda, Tomb Raiders y demás, va transitando la niñez actual, a la espera de su final en la adolescencia, donde los furores propios de ésta, le hacen perder las maravillas de los primeros años.

En este mundo globalizado, donde la omnipresencia del internet crea "locos bajitos" con afanes de mundos cibernéticos, los sueños de los infantes de ayer, se han vuelto obsoletos. Surgen "niños genios" a diestra y siniestra, orates plenos que creen que la vida hay que devorarla y deciden imitar posturas de adultos.

Los "niños genios", éstos que maravillan hoy en día, no son los Chopin de ayer, que en las creaciones y la magia de su alta sensibilidad nos trajeron mundos nuevos; no, hoy no caben estos genios de antaño, ahora son adultos traumados en cuerpos infantes, estos pequeños genios son los depositarios de los sueños guajiros de adultos del nuevo milenio, de la aldea global, la nueva Babel. Creen que la genialidad es sinónimo de acumulación absurda de datos, mismos que el niño no podrá jamás procesar, por ello nunca será información útil, y cual perico postmoderno repetirá citas, fechas, datos que son de alta inutilidad, en tanto que no pueden ser ubicados en contextos que los validen, que les proporcionen utilidad.

Los "niños genios" de hoy se hablan de tú con las computadoras, son capaces de entender UNIX, ORACLE, TCP/IP y múltiples hierbas cibernéticas; hackers por divertimento, pero han olvidado lo maravilloso que es cazar lagartijas, o traer en los bolsillos del pantalón alguna rana, canicas o un trompo... perdón, hablo de esta infancia mía, y olvido que hoy los trompos son de plástico y bailan solos.

No sé si los bytes puedan suplir la tierra en rodillas y codos; quizá los megas de MP3, JPG, AVI, DOC, sean mejor que una buena resortera, no estoy cierto; trabajo con computadoras hace ya tres lustros y la verdad no suplen en nada los sueños que en mi infancia produjeron unos guantes y un bat de béisbol.

Creo, y esta es mi opinión personal, que la genialidad no está en IQ altos, en datos amontonados en el cerebro, en lenguajes de cómputo. No, la genialidad radica en ver lo que nadie antes vio; en traer a este mundo, tan aburridamente cuerdo, la locura que se esconde en cada rincón. Descubrir que un trozo de madera puede convertirse en la Piedra Filosofal que transmutara madera en vehículo espacial.

Soñar, es necesario soñar en la niñez para recordarle a los mayores que en una caja con tres orificios, puede vivir confortablemente un cordero que se alimente de boababs, salvando así, mundos pequeños, que en la grandeza de su tamaño nos permiten ver tantas puestas de sol como nuestros deseos dicten.

La genialidad nos permite maravillarnos a cada instante, así que es preferible mil veces un buen niño que ande jodiendo el mundo de los adultos con una pelota, a aquellos falsos eruditos que no saben soñar y cubren esta limitante acumulando datos. No creo en genios que no sean capaces de sacar la lengua ante la cámara fotográfica, con el cabello tan disperso que resulte inútil peinarlo, pues impediría el libre tránsito de las ideas. Me aburren los niños genios que escriben libros fríos, plagados de datos que derrochan "erudición" y adolecen de calidez.

Hay que soñar, y de vez en cuando, joder a los adultos con alguna buena pelota y con muchos sueños.

ymahr@yahoo.com