¿Trazos o bytes?, ¿a dónde va la cultura?
Raúl Humberto Muñoz Aragón
El avance tecnológico que inició en los últimos 25 años del siglo XX ha derivado en una serie de cambios en el hacer y pensar de la sociedad, modificando con ello culturas, lo que ha impactado en las formas de actuar, de relacionarnos, de interactuar, todo ello dando como resultado un cambio en el individualismo y la personalidad de hombres y mujeres.
Las posibilidades que ahora tenemos a nuestra disposición, no sólo han acortado distancias geográficas, sino que han planteado retos que aún no son asimilados en toda su magnitud; áreas como la educación, el trabajo, la política, la comunicación, son algunas de las grandes esferas que han recibido un gran embate que les plantea cambios que no se han llevado con la celeridad que los tiempos actuales suponen.
En esta primera parte del siglo XXI, ha puesto a disposición de grandes sectores de la sociedad dispositivos tecnológicos que implican cambios en formas de conducta e interacción, modificando el desarrollo integral de los hombres y mujeres del presente. Entre estos cambios, se encuentra el cada vez menos empleado arte de escribir con lápiz o pluma sobre un papel. El reto de la hoja en blanco y todo lo que en ella está inmerso se convierte poco a poco en un vestigio de un pasado que se aleja a una velocidad directamente proporcional al avance tecnológico.
El profesor Stanislas Dehaene, director de la Unidad de Neuroimagen Cognitiva de la INSERM-CEA en Francia, comentó que "es un hecho bien conocido … que aprender a escribir con la mano, al mismo tiempo que aprender a leer, facilita la lectura mediante el desarrollo de la motricidad fina…", ocurre que una de cada tres personas no han escrito a mano en los últimos seis meses, aunado que en Finlandia ya no enseñan escritura en la escuela y la caligrafía es un viejo recuerdo de un pasado que se va perdiendo en el tiempo desplazada por la tecnología moderna que ha avanzado exponencialmente en los últimos 20 años, por sólo colocar una cifra.
Recientes investigaciones en Neurociencia indican que escribir utilizando sólo una pantalla táctil o un teclado es un factor que puede afectar el desarrollo del cerebro, de manera muy particular en los niños que están aprendiendo a leer. Esto es importante de tomar conciencia y sin demeritar el gran avance en múltiples facetas que la tecnología ha traído a la vida cotidiana.
El desarrollo de equipos electrónicos y digitales, tales como smartphones, tabletas, laptops y diversas formas en que la computación se ha adueñado de los espacios, no sólo académicos, sino también personales, laborales y familiares, están modificando mucho del hacer cultural del ser humano. Este avance tecnológico, además de poner fin a una tradición cultural que se remonta al inicio de la civilización, y que muy probablemente fue uno de sus detonantes, la escritura, y habría que comentar que si ésta desaparece como objeto cultural, habría que preguntarnos si con ella ¿vamos a perder también un elemento de nuestra individualidad? Esta es una de las interrogantes que se están planteando en los círculos de la Neurociencia ante los cambios de conductas y de tradiciones como el simple escribir a mano y las alteraciones que puede ocasionar.
De acuerdo con estudios de la última década realizados por neurocientíficos de todo el mundo, escribir es una actividad que permite ejercitar el cerebro, estableciendo que el aprendizaje de escribir con una pluma es más beneficioso para los niños que las habilidades de que se desarrollan utilizando el teclado.
Nuestra escritura a mano puede revelar mucho sobre nuestra personalidad, pero ¿cómo podemos mantener nuestra individualidad en línea? Sin duda, habrá una respuesta a esta y otras interrogantes similares, todas orientadas a una nueva definición de los seres humanos, haciendo mayor la brecha entre los jóvenes del futuro próximo con sus pares en las décadas pasadas, todo producto de un incontable cúmulo de dispositivos modernos que sin duda facilitan el hacer del mundo actual.
Videojuegos, smartphones, computadoras en todas sus variantes, Internet, Redes Sociales virtuales de todo tipo y para toda necesidad y capricho, relojes inteligentes… y así una lista incontable de gadgets que están al alcance de nuestras manos; pero ojo, no todo es negativo, sólo que es diferente y a ello hemos de adecuar los haceres y pensamientos, mismos que definirán nuevas formas de individualidad y definición de la personalidad.
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