miércoles, 15 de octubre de 2014

EL VIAJE PERFECTO

EL VIAJE PERFECTO / Raúl Humberto Muñoz Aragón
Nada es más emocionante que la vida, sea lo que ésta fuere; ya el producto de esa casualidad entre infinitas que el caos eligió en algún momento, o el resultado de los deseos y la mente de un ser superior que un buen día decidió ser en muchos. Es el viaje perfecto, a pesar de las "imperfecciones" aparentes que la rodean, pues en su inicio va ligado incuestionablemente su final, el uno le da sentido al otro.









La vida es un viaje extraordinario, pleno en intrigas, aventuras, romance, suspenso, tragedia, drama, comedia, terror. Cada uno de nosotros somos sus protagonistas, junto con miles de millones de individuos de una diversidad de especies que aún hoy son incontables; algunas fueron el puente y el enlace que llevaron a nuevos seres.
La vida, al menos lo que hoy sabemos de ella, se remonta a unos tres mil 460 millones de años, esto de acuerdo con el geoquímico Hiroshi Ohmoto y su equipo de la Universidad de Pensilvania, quienes descubrieron diminutos cristales de hematita, un mineral de hierro, en una formación de jaspe en el Cratón de Pilbara en el noroeste de Australia, demostrando con ella la existencia de una extensión de agua rica en oxígeno en ese lugar hace entre tres mil 600 y dos mil 700 millones de años, hecho que denota la presencia de microorganismos capaces de producir oxígeno mediante fotosíntesis; a partir de ellos, ha derivado toda forma de vida que ha existido y existe, de hongos a bacterias, de plantas a peces, de mamíferos a protozoarios, pasando por los entrañables dinosaurios, el mágico dodo y muchas especies que pueblan museos e imaginería.
La vida es tan maravillosa que hoy se contempla a sí misma a través de nosotros, se estudia, se altera, se inventa o se extingue y siempre se renueva, pues a pesar de nosotros mismos la vida se ha hecho para perdurar. No olvidemos que somos una especie joven que en su estado actual sólo se remonta a unos doscientos mil años, un suspiro en la historia de la vida.
El mundo hoy en día está poblado por siete mil 200 millones de seres humanos, con una tasa de crecimiento que seguirá en ascenso al menos hasta el año 2100, en el que se alcanzará la cifra de 10 mil 900 millones de habitantes, y pensar que hace 75 mil años el hombre estuvo en peligro de extinción con sólo mil 500 individuos. Nos hemos convertido en una plaga para el mundo, una plaga que tiene el propósito de depurar y ser depurada, una enfermedad que pareciera crónica, pero que tarde o temprano ha de contenerse, por bien nuestro.
Una de las grandes odiseas de la vida, y muestra de lo que el espíritu humano puede lograr, es Nicholas Winton, quien rescató a 669 niños checoslovacos antes de la Segunda Guerra Mundial a través de siete viajes en que los padres de estos pequeños se vieron en la terrible decisión de dejarlos ir y con ello salvar su vida. Hubo un octavo viaje de 250 niños que nunca salió, pues su partida coincidió con el inicio de la locura que fue la Segunda Guerra Mundial.
Con la sentencia de "si algo no es imposible, tiene que haber una manera de hacerlo…", inició una historia que guardó sólo para él durante cincuenta años, y la cual se descubrió por su esposa, un día que ella encontró en el ático una vieja maleta con fotografías, cartas y el listado de los niños que salvó. Candidato desde hace años del Premio Nobel de la Paz, mismo que hasta el día de hoy se le ha regateado, pues había un Obama o un Gore, que según el jurado lo merecían más, a pesar de que ambos en su momento han sido promotores de la guerra, de la imposición de sus ideas y creencias, de su particular forma de ver y pensar la realidad, quitándoles o al menos, negándoles a otros pueblos que piensan diferente a explorar formas alternas de encontrar lo que sus afanes les dicten.
Conocer la historia de un éxodo originado por la brutalidad (y que se llevó a cabo a pesar de la burocracia y las negativas, a veces ayudado de algunos engaños necesarios) que inició el 14 de marzo de 1939 es indispensable.
Winton no tenía tiempo para contar su historia, tenía que vivirla, construir su vida, su familia, y entre otras acciones más, ayudar a personas con discapacidad psíquica, así como construir viviendas para las personas mayores…
Y pensar que nosotros, a veces, "no tenemos tiempo" tan siquiera para ocuparnos de nosotros mismos. "No estoy interesado en el pasado. Creo que hay demasiado énfasis en la actualidad en el pasado y lo que ha sucedido. Y nadie se concentra en el presente y el futuro", éste es el pensamiento de Winton, quien en 1939 viajó a Praga por dos semanas de vacaciones y terminó salvando la vida de 669 niños, niños que se hicieron adultos y tuvieron sus propios hijos… Y al final de su vida, termina con más de 15 mil hijos. Una gran familia que sin él no existiera.
Nada es más emocionante que la vida, nada más extraordinario, es el viaje perfecto.
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IMÁGENES / El Siglo de Torreón / jueves 3 de jul 2014
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1012404.imagenes.html

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