QUÉ BONITA ES LA IGNORANCIA CUANDO DIOS NOS LA CONCEDE / 2
Raúl Humberto Muñoz Aragón
"…somos los reformadores, vamos todo a reformar, el que desreformalice, desreformalizador será…". (Léase lo anterior cantando, que es mejor que llorar)."…no me mires, no me mires, déjalo ya, que hoy no me he puesto maquillaje y mi aspecto es demasiado vulgar…". Reformar todo, la Constitución, las leyes, los reglamentos, cambiarlo todo… bueno, casi todo, déjese intactos los privilegios de siempre, que éstos permanezcan inalterados, que sean el motor de este cambio, que aquéllos cercanos al poder reciban los bonos por un trabajo de ocho meses, que un millón de pesos a cada uno bien vale las reformas energéticas, de telecomunicaciones, fiscal, educativa, financiera, política… reformar ad infinitum, todo, con tal de que las cosas sigan igual. Un millón de pesos es un buen precio por nuestros representantes "sabios y eruditos" al servicio del mejor postor.
"Sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate, un espejo de cristal y mírate, mírate…" y entre espejismos entrar a un México con las reformas estructurales que tanto soñó (en sus pesadillas claro está), ésas que harán un nuevo país, inmerso en el Siglo XXI. Más poder a los poderosos, más riqueza a los enormemente ricos, que, "pobrecitos", de tanto dinero que poseen y se pudre en sus cuentas, no tienen ya nada que comprar, así que hay que darle más y más oportunidades de compra; al resto de los mortales, pan y circo (más circo que pan, para ser precisos, que este último se encarece como todo en México), olvidemos el salario mínimo, que de tan mínimo pareciera ya extinto, así que no hay que pensar en él que la marcha dragona lo acompañe en su muerte.
Vamos por un México de reformas educativas que generan profesores cada vez menos preparados, haciendo necesario que ante la falta de "profesores idóneos", hagamos nombramientos provisionales, ya que el 67% de los aspirantes a cubrir los espacios en las aulas que México requiere no cubren el perfil; vamos por un país en el que sólo el cuatro por ciento de los aspirantes a profesores obtuvieron calificaciones excelentes.
Reformas en educación, exámenes de oposición, concursos para cubrir plazas; que vienen amañados o dirigidos. Donde los estudios realizados en instituciones y universidades de prestigio, tanto públicas como privadas que reciben el aval de la SEP valen nada en la lucha escalafonaria; al menos eso pasa en estas tierras de nuestra querida Laguna, donde un vigésimo lugar en calificaciones es válido para ocupar uno de seis puestos directivos. Donde la preocupación (que no ocupación) de los docentes de secundaria es que los estudiantes que arriban a esta instancia no saben leer o escribir y su nivel de manejo de matemáticas es ínfimo, cuando no nulo.
En México, tenemos una gran habilidad, el olvido, y esta "cualidad" ha hecho posible que vivamos un eterno retorno, donde las mismas promesas se repiten una y otra vez, incluso a veces con las mismas frases huecas y siempre con los mismos resultados. Cambios para que todo siga igual. Esa nula capacidad de retención que tenemos, que nos hace olvidar rápidamente las mentiras, los agravios, hacen posible que sigamos en un circo de simulación, donde maquillamos y volvemos a maquillar la realidad, la cotidianidad que no nos permite ver más allá. Donde el esfuerzo de hombres y mujeres que buscan el bien hacer y ser para el país se pierda una y otra vez.
Adiós a las ideologías, adiós a la historia; demos la bienvenida a esas reformas tan ansiadas (por algunos, que quede muy claro), olvidémonos de trivialidades y hagamos de la historia una campaña publicitaria que cante loas al poder en turno, que siga ese eterno culto al tlatoani tuerto que dirige los destinos de una sociedad ciega. Donde los libros de texto sean el reflejo del discurso de siempre y se conviertan en publicidad gratuita que mutila la Historia de México y la acomode de acuerdo al discurso oficial. Hagamos del olvido la mejor herramienta para perpetuar la venta, hagamos ricos más ricos, que Forbes necesita nuevos nombres en su lista anual de millonarios.
Un México de reformas estructurales nuevecitas, donde la infraestructura es insuficiente, obsoleta y deficiente, así como una superestructura que se engolosina contemplando su poder, empeñada en perpetuarlo. Aunque la línea está clara, sigamos cantando, vámonos al table (que en la política -ésa que busca el bien para todos- es lo de hoy; al menos para esos misóginos garantes de la moral que viven de las dádivas del Gobierno arropados por su bandera blanquiazul) y disfrutemos un "performance" con Mecano de fondo y sigamos trabajando por mejorar a nuestro país.
"…mira ahora, mira ahora, puedes mirar, que ya me he puesto maquillaje, y si ves mi imagen te vas alucinar…". (Con letras de la canción "Maquillaje" de Ignacio Cano).
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El Siglo de Torreón - Imágenes - jue 14 ago 2014 - https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1026662.imagenes.html
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