miércoles, 15 de octubre de 2014

LÁGRIMAS CON PERSONALIDAD

LÁGRIMAS CON PERSONALIDAD / Raúl Humberto Muñoz Aragón
El dinero no compra la felicidad, realidad incuestionable, aunque algunos comentan que sólo le falta un poco, "muy poquito"… Hoy, sabemos que 14 mil millones de dólares no son suficientes para "llenar de felicidad" a un pueblo, por mucho pan y circo que con ello se pueda comprar; cosas bizarras de un mundo que pareciera girar en torno a algunas trivialidades, sobre todo en un país con muchas carencias y distancias sociales. Los sueños construidos en las posibles hazañas que los héroes del presente siempre pueden acabar en lágrimas, algunas de dolor, otras de felicidad.
Las lágrimas tienen muchos porqués, muchas razones y motivos, pueden ser de alegría o de tristeza, de nostalgia, de ira, de triunfo, al recordar o al olvidar, al decir hola o adiós, porque cortamos cebollas o porque una basura se nos mete al ojo; son producto de la solidaridad, de la rabia, se pueden contagiar, o incluso sólo sea la lubricación que necesita el ojo.
Ante tal diversidad, tarde o temprano, en alguna parte del mundo, se iba a despertar esa curiosidad del ser humano que no tiene límite alguno y se habría de preguntar por ellas. Ese día llegó y fue la fotógrafa Rose-Lynn Fisher quien realizó la interrogante, una, que como todas las que valen la pena realizar pareciera "tonta" y su respuesta obvia, y como suele hacerlo la realidad, nos sorprendería. La pregunta era si todas las lágrimas serían iguales.
Así que Rose-Lynn se dedicó a recolectar distintos tipos de lágrimas, las dejó secar y las observó empleando para ello un microscopio. El resultado de esta investigación es la exposición The Topography of Tears, mágico encuentro de imágenes.
Las lágrimas son un líquido producido por el proceso corporal de la lagrimación y tiene como objetivo limpiar y lubricar el ojo. Son fundamentalmente en la óptica ocular y de ellas depende el funcionamiento normal del globo ocular y de sus estructuras. De acuerdo a un estudio realizado por el Dr. William H. Frey II, un bioquímico de San Pablo Ramsey Medical Center en Minnesota, existen tres tipos básicos de lágrimas: las lágrimas basales, que son las que el ojo genera continuamente para lubricarse; las lágrimas reflejas, que son las provocadas por un agente externo como partículas extrañas, o de la presencia de sustancias irritantes, tales como la cebolla, vapores, gases lacrimógenos, gas pimienta, luz brillante y los estímulos calientes o contacto de sustancias picantes en la lengua y la boca, también está vinculada con vómitos, tos y bostezos, y por último, las lágrimas de origen psíquico, que son causadas por emociones muy intensas, como el enojo, sufrimiento, luto o dolor físico.
De estos tres tipos básicos, incluso dentro de las lágrimas psíquicas, las que son causadas por el dolor son claramente diferentes de las lágrimas de alegría. Las lágrimas son un compuesto mucho más complejo de lo que parece formado por diferentes tipos de aceites, anticuerpos y enzimas suspendidos en una solución ligeramente salina.
Alegría, amor, miedo, vergüenza, enfado, tristeza o frustración… cada una de ellas con su "personalidad" que las distinguen entre ellas, retrato único de la causa que las ocasiona. Compuestas por sustancias neurotransmisoras como la endorfina (asociada a la euforia o el placer) y la encefalina (asociada al dolor). Todas estas sustancias químicas, se mezclan desde el exterior, como en el caso de las lágrimas reflejas, y la propia abundancia de lagrimeo hace que las sales cristalicen de diferente manera al secarse.
Rose-Lynn Fisher estudió 100 lágrimas diferentes y encontró que las lágrimas basales son drásticamente diferentes que las lágrimas que se producen cuando estamos cortando una cebolla. Las lágrimas que se producen a partir de la risa ni siquiera están cerca de las lágrimas de dolor. Como una gota de agua del océano o un copo de nieve, cada lágrima lleva un microcosmos completamente diferente con moléculas distintas.
Las lágrimas emocionales tienen hormonas a base de proteínas, incluyendo la leucina encefalina neurotransmisor, que es un analgésico natural que se libera cuando estamos estresados. Además, las lágrimas vistas bajo el microscopio cristalizan la sal y pueden dar lugar a diferentes formas. Así que hasta lágrimas psíquicas con la misma composición química pueden ser muy diferentes.
La realidad suele ser tan sorprendente que hasta en las lágrimas tienen espacio para la diversidad y la personalidad propia de cada momento, reflejo de la maravilla de esto que llamamos vida.
Y pensándolo bien si visualizamos al dinero como la promesa de un trabajo que ha de realizar alguien en retribución al trabajo propio, si esté en posibilidades de darnos un poco de felicidad, pues estudios como el de Rose-Lynn terminan por dejarnos una sonrisa en los labios y éste es el mejor inicio que puede tener la felicidad.

IMÁGENES / El Siglo de Torreón / jueves 10 de jul 2014
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EL VIAJE PERFECTO

EL VIAJE PERFECTO / Raúl Humberto Muñoz Aragón
Nada es más emocionante que la vida, sea lo que ésta fuere; ya el producto de esa casualidad entre infinitas que el caos eligió en algún momento, o el resultado de los deseos y la mente de un ser superior que un buen día decidió ser en muchos. Es el viaje perfecto, a pesar de las "imperfecciones" aparentes que la rodean, pues en su inicio va ligado incuestionablemente su final, el uno le da sentido al otro.









La vida es un viaje extraordinario, pleno en intrigas, aventuras, romance, suspenso, tragedia, drama, comedia, terror. Cada uno de nosotros somos sus protagonistas, junto con miles de millones de individuos de una diversidad de especies que aún hoy son incontables; algunas fueron el puente y el enlace que llevaron a nuevos seres.
La vida, al menos lo que hoy sabemos de ella, se remonta a unos tres mil 460 millones de años, esto de acuerdo con el geoquímico Hiroshi Ohmoto y su equipo de la Universidad de Pensilvania, quienes descubrieron diminutos cristales de hematita, un mineral de hierro, en una formación de jaspe en el Cratón de Pilbara en el noroeste de Australia, demostrando con ella la existencia de una extensión de agua rica en oxígeno en ese lugar hace entre tres mil 600 y dos mil 700 millones de años, hecho que denota la presencia de microorganismos capaces de producir oxígeno mediante fotosíntesis; a partir de ellos, ha derivado toda forma de vida que ha existido y existe, de hongos a bacterias, de plantas a peces, de mamíferos a protozoarios, pasando por los entrañables dinosaurios, el mágico dodo y muchas especies que pueblan museos e imaginería.
La vida es tan maravillosa que hoy se contempla a sí misma a través de nosotros, se estudia, se altera, se inventa o se extingue y siempre se renueva, pues a pesar de nosotros mismos la vida se ha hecho para perdurar. No olvidemos que somos una especie joven que en su estado actual sólo se remonta a unos doscientos mil años, un suspiro en la historia de la vida.
El mundo hoy en día está poblado por siete mil 200 millones de seres humanos, con una tasa de crecimiento que seguirá en ascenso al menos hasta el año 2100, en el que se alcanzará la cifra de 10 mil 900 millones de habitantes, y pensar que hace 75 mil años el hombre estuvo en peligro de extinción con sólo mil 500 individuos. Nos hemos convertido en una plaga para el mundo, una plaga que tiene el propósito de depurar y ser depurada, una enfermedad que pareciera crónica, pero que tarde o temprano ha de contenerse, por bien nuestro.
Una de las grandes odiseas de la vida, y muestra de lo que el espíritu humano puede lograr, es Nicholas Winton, quien rescató a 669 niños checoslovacos antes de la Segunda Guerra Mundial a través de siete viajes en que los padres de estos pequeños se vieron en la terrible decisión de dejarlos ir y con ello salvar su vida. Hubo un octavo viaje de 250 niños que nunca salió, pues su partida coincidió con el inicio de la locura que fue la Segunda Guerra Mundial.
Con la sentencia de "si algo no es imposible, tiene que haber una manera de hacerlo…", inició una historia que guardó sólo para él durante cincuenta años, y la cual se descubrió por su esposa, un día que ella encontró en el ático una vieja maleta con fotografías, cartas y el listado de los niños que salvó. Candidato desde hace años del Premio Nobel de la Paz, mismo que hasta el día de hoy se le ha regateado, pues había un Obama o un Gore, que según el jurado lo merecían más, a pesar de que ambos en su momento han sido promotores de la guerra, de la imposición de sus ideas y creencias, de su particular forma de ver y pensar la realidad, quitándoles o al menos, negándoles a otros pueblos que piensan diferente a explorar formas alternas de encontrar lo que sus afanes les dicten.
Conocer la historia de un éxodo originado por la brutalidad (y que se llevó a cabo a pesar de la burocracia y las negativas, a veces ayudado de algunos engaños necesarios) que inició el 14 de marzo de 1939 es indispensable.
Winton no tenía tiempo para contar su historia, tenía que vivirla, construir su vida, su familia, y entre otras acciones más, ayudar a personas con discapacidad psíquica, así como construir viviendas para las personas mayores…
Y pensar que nosotros, a veces, "no tenemos tiempo" tan siquiera para ocuparnos de nosotros mismos. "No estoy interesado en el pasado. Creo que hay demasiado énfasis en la actualidad en el pasado y lo que ha sucedido. Y nadie se concentra en el presente y el futuro", éste es el pensamiento de Winton, quien en 1939 viajó a Praga por dos semanas de vacaciones y terminó salvando la vida de 669 niños, niños que se hicieron adultos y tuvieron sus propios hijos… Y al final de su vida, termina con más de 15 mil hijos. Una gran familia que sin él no existiera.
Nada es más emocionante que la vida, nada más extraordinario, es el viaje perfecto.
Ymahr@yahoo.com
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@Ymahr.Nogara

IMÁGENES / El Siglo de Torreón / jueves 3 de jul 2014
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TODOS Y TODO

TODOS Y TODO / Raúl Humberto Muñoz Aragón
Desde nacer, somos el centro del mundo, de aquello visible e invisible que en nuestro derredor hay, incluso el universo entero somos nosotros. Al nacer no tenemos límites, no existe nada que nos sea ajeno. Voces, aromas, sabores, texturas y formas que cual caleidoscopio nos desvelan poco a poco la realidad, todos ellos parte integral de nosotros.








Ése es nuestro momento de mayor libertad, a pesar de la paradoja que implica, pues es ahí donde se da también la mayor vulnerabilidad y dependencia total del existir. De los primeros estímulos que ahí recibimos dependerá en mucho nuestro desempeño futuro; es el inicio de nuestra personalidad, tan llena de la herencia genética como de experiencias y vida.
Sin límites, sin miedo; somos todos y todo; razón y motivo; centro, perímetro y volumen. En esos primeros días de nuestra vida, no sabemos dónde terminamos y dónde inicia el otro o lo otro; somos uno con el universo, y ello nos hace el centro. Este estadio se irá prolongando por varios años, esos primeros que nos enseñan a discriminar, a diferenciar, a establecer roles, a moldear estereotipos, a continuar patrones, a perder poco a poco la libertad primaria por la individualidad que nos distingue en un mundo poblado por infinitos otros, seres sin rostro y con los cuales no tenemos ni la mínima posibilidad de encuentro.
Tengo, o más bien, tenía muy claro cómo iba a iniciar la imagen de hoy, cuáles serían los derroteros por los que navegaría, qué palabras e ideas la conformarían, pero el centro de mi universo personal sigue siendo sujeto a los caprichos del azar, ese viejo caótico que no se cansa de darnos lecciones para que al final del camino podamos decir que aprendimos algo.
El inicio original era (que no tengo claro que tan válido sea citar un texto inexistente, o al menos sólo existente en mi mente… aunque recuerdo el celebérrimo Necronomicón, centro omnipresente del universo de Lovecraft, grimorio inexistente escrito por el ficticio árabe loco Abdul Alhazred)… perdón… la columna inicia así "Sin lugar a dudas el Gobierno miente; nos engaña, oculta y maquilla la información según sus intereses particulares. Cada uno de los tres poderes en que se divide está diseñado para preservarse en el poder, para mentir ad infinitum, creando mitos para endulzar la vida. Olvidando a los 16,000 desaparecidos, o a maestros que hoy ganan cientos de miles de pesos y mañana sólo son 'errores' administrativos. Que hablan del abatimiento de la pobreza, y se olvidan decirnos que dentro de los países de la OCDE somos el país con mayor pobreza y el segundo con mayor desigualdad".
Pero ese caprichoso azar -el mismo que se disfraza de amor en "Los formales y el frío" de Benedetti-, decidió de pronto otros caminos; así que no diré que los políticos mienten descaradamente, que sólo les interesa su beneficio personal, que son veletas que apuntan a donde están los recursos, y sobre todo, que su anhelo mayor es vivir a expensas del pueblo, que no tienen saciedad. No, no hablaré del cinismo con que pretenden lograr votos o de su desprecio por la gente a la que dicen representar; no, no mencionaré de las mentiras y demagogia con que envuelven sus discursos o de cómo cambian sus convicciones de acuerdo al pensamiento del "mandamás", por ignorante, torpe, mediocre o siniestro que sea.
No, no, simplemente no.
Hablaré de ese azar, el cual esta semana me dio una lección más. Ocurre que, como bien dice Serrat, esos locos bajitos a veces "joden" mucho con la pelota y pueden desesperarnos, incomodarnos o cuando menos alterar nuestro mundo armónico, lleno hasta el hartazgo de rutina y monotonía. Ellos tienen un mundo nuevo en sí, tan lleno de todo que no tienen tiempo que perder como nosotros, los viejos que hemos olvidado el arte de "joder con la pelota".
A fin de cuentas, lo que hoy quiero contar es como mi hija de dos años y medio me dio una lección más. En sus "caprichos" se afana por hacer lo que quiere independientemente de lo que los adultos deseamos, y cuando esto se da, viene el inevitable choque que deriva en el enojo de los dos, de ella y mío, entonces ella es clara y dice lo que tiene que decir, se enoja, reniega, yo por mi parte hago lo mismo y he aquí la lección, una vez que ella dice todo y se desahoga, inmediatamente "cambia de canal" y sigue con lo importante, cambia de juego, te abraza y te invita a jugar… y yo, como todo adulto tengo dos opciones, seguir con mi enojo como dictan los cánones u olvidar mis años y ponerme a jugar.
Ésa es la magia de ser el universo entero, no hay espacio para rencores; es absurdo, pues al ser todo y todos sería como estar enfadados con nosotros mismos. Es menester que seamos nuevamente todos y todo, así podríamos darnos cuenta del dolor que hay en nuestro derredor y olvidar ese arte del engaño en que se ha convertido la política.

IMÁGENES / El Siglo de Torreón / jueves 26 de jun 2014
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LA SOLEDAD DE SER

LA SOLEDAD DE SER / Raúl Humberto Muñoz Aragón
La soledad es nuestra eterna compañera, es la protectora, es quien nos acoge cuando la vida bruma, la que nos absorbe en momentos de tristeza y a veces agobia. La soledad es origen, camino y destino, en ella iniciamos este viaje de la vida y con ella nos encontramos cada noche al abandonar la realidad al entrar en el letargo de los sueños, vamos a su encuentro y será quien al final nos tomará en sus manos y nos guiará al siguiente destino siempre a nuestro lado. En la soledad, nos encontramos cara a cara con el que somos, en nuestra mismidad, ésa que perdura de nosotros a lo largo del tiempo personal llamado vida.
La soledad la vamos poblando con la esencia de nuestro ser, con la cotidianidad del derredor, con aquello que da confort y seguridad; aunque también, en los rincones más apartados se esconden y se agazapan temores y angustias, siempre dispuestos a abordarnos, a detener -por prudencia quizá-, acciones o alentar omisiones. En ella, los sueños se alimentan, crecen, se multiplican y a veces mueren, se olvidan esperando un mejor momento para tornarse en realidad abandonando la utopía. Ante ella somos, sin posibilidad de engaño, sin trucos, desnudos en nuestra esencia básica, frente a ella somos en toda nuestra individualidad a plenitud.
Conforme la vida acumula años, vamos tomando conciencia de nuestra fragilidad, esa "insoportable levedad del ser" de Kundera. Cuando estamos en sus brazos, nos damos cuenta de una manera clara y precisa del paso del tiempo, visualizamos a Cronos devorando ávidamente a sus hijos, implacable e inevitablemente, cada vez más voraz, resultado inevitable de este presente tan lejano de las ideologías. Es ahí cuando el miedo nos abruma, cuando crecer duele, cuando el inexorable andar del tiempo nos conduce a estadios y responsabilidades nuevos, llevándonos al miedo de crecer, ahí donde las incógnitas del futuro se agolpan y acechan.
Somos la suma de incontables soledades, que se entrelazan continuamente en una danza mágica, y en ese entrecruzamiento, se establecen los soportes que nos dan sentido, que nos definen, que nos construyen, sumiéndonos en la angustia o la dicha de vivir, esto dependerá de la honestidad y congruencia que tenemos hacia nosotros y los caminos que decidimos transitar.
Crecer da miedo y hay quien ante ello se rehúsa a hacerlo, se encierra en una atemporalidad ficticia, utópica y terrible que lastima y aleja de la realidad, vistiéndola en una fantasía que evita el tomar conciencia de aquello que son nuestras responsabilidades. Crecer implica, entre muchas circunstancias, dejar de lado la comodidad, protección y seguridad que nos proporcionan otros, seres que aprendemos a amar en medio de esta soledad tan poblada de querencias. Crecer es aprender a equivocarnos, cometer errores, algunos muy graves, sin solución, sin vuelta atrás y de los cuales hay que aprender y seguir adelante.
En este Siglo XXI, donde las posibilidades de comunicación son mucho más efectivas y numerosas que nunca, la soledad se acentúa a pesar de encontrarnos rodeados de afectos y querencias, de incontables redes sociales que abundan en Internet llenas de "pares"; de tener a nuestro alcance más posibilidades de desarrollo y crecimiento que en cualquier otra época anterior; pero eso sí, tan trunco y limitados por esa omnisciente tecnología que nos educa y forma en una dependencia que nos paraliza he inutiliza ante su ausencia. Olvidamos que el ser nos viene de otros, de la pertenencia y compartir espacio y tiempo, un mundo que es el resultado de más de cien mil millones de seres humanos que han vivido desde que el primero de ellos caminó por el planeta. El miedo a crecer nos limita, nos obstruye, pues al crecer la vida y la sociedad nos "educa" a andar por la vía segura, nos llena de imposibles que nos mutilan.
Este presente nuestro, tan lleno de términos nuevos para fenómenos de siempre, como el bulliyng, el cual ahora ha de ser combatido con leyes que pretenden suplir la responsabilidad de aquéllos que no han sabido crecer, que ante el temor o el desprecio por límites los obvian, los consideran inútiles, porque imponer disciplina es antipopular. Olvidamos que en el bulliyng hay tres partes y las tres son ofensores y ofendidos, han sido dejados de lado, educados por la televisión, por los videojuegos, más solos que nunca.
Crecer duele, y en la soledad que nos acompaña, el no hacerlo, duele más. Eso hay que entenderlo, pues es inevitable crecer, por ello hay que darle a cada día su afán, que esa soledad sea la compañera que nos refuerce, nos ubique y dé sentido a nuestro hacer, que al estar frente al espejo que nos refleja veamos aquello que pensamos, siempre sustentado en palabras y acciones que hagan de ese único que somos el individuo que camine con su soledad sin miedos y con muchos sueños realizados.
IMÁGENES / El Siglo de Torreón / jueves 19 de jun 2014
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